«Aquí no están todos los que son ni son todos los que están». Así reza en la entrada a la pista de El Circo de los horrores, que hasta el 7 de mayo presentan en el Párking Sur de la Expo de Zaragoza el espectáculo Manicomio, con el que tienen el éxito asegurado, ya que ya han vendido más de 10.000 entradas. «No pueden tocarse a los enfermos porque pueden ponerse agresivos» dice una voz en off antes de comenzar la función. Y la gobernanta añade: «Es la hora de la medicación. Los enfermos deben ir a la sala de terapia y el resto, debe salir porque después nadie podrá abandonar la sala y ¿quién querría pasar los próximas horas con los dementes?»

Y a partir de ahí, proponen dos horas y veinte de show «intenso, brutal, en el que no hay respiro», aseguró ayer Suso Silva, Premio Nacional de Circo del 2003, y maestro de ceremonias de este particular manicomio del siglo XIX. Silva encarna a Nosferatu dentro de los personajes enajenados, un total de 60 artistas «de medio mundo». Tras Madrid llegan a Zaragoza para celebrar su décimo aniversario con el espectáculo que más éxito han tenido, Manicomio. De ahí que Silva sea Nosferatu, pero al mismo tiempo interactúe con los maestros de ceremonias de los otros dos espectáculos, El Círco de los horrores y Cabaret maldito, shows con los que han querido «revitalizar el circo y recuperar al público de entre 20 y 40 años.

Pero volviendo a la pista, seis camas desvencijadas forman parte de la escena, donde se sientan y saltan un enano, unas enfermeras muy peculiares, una monja, unas siamesesas, etc., todos ellos seres dementes, capaces de bailar al mismo son. Después, uno se sube a una bicicleta de tres ruedas (pero en vertical) para hacer malabarismos; ya que hay que ser muy diestro para colocar el plato, la taza y la cuchara del pie a la cabeza. Otros números, de los que ayer hicieron un adelanto, es el de María la sonámbula, que, aunque parezca mentira camina por el techo, se maquilla y se peina para asombro de los espectadores. El trío Mano a mano (Ucrania) crea figuras con contorsiones corporales imposibles; y unos campeones olímpicos rusos son capaces de aguantar a una joven con ojeras dar varios saltos mortales sobre una barra.

Polémica

Manicomio fusiona teatro de vanguardia, circo contemporáneo, cabaret salvaje, terror psicológico y humor ácido. Respecto a la polémica porque la Asociación de Enfermos de Salud Mental considera inapropiado el espectáculo, el productor, Rafael González Villanueva, señaló que la obra es «ciencia ficción» y nada más alejado de la realidad que Nosferatu y la ambientación en 1900. Por eso, insistió en que «no queremos estigmatizar ni ofender ni atacar a nadie». Suso Silva, por su parte, citó la frase de Cervantes: «De poetas y locos todos tenemos un poco». Así, que pasen y vean y, sobre todo, «firmen la ficha de ingreso».