Elefantes ofrece un doble concierto en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza hoy y mañana con el que cierran una parte de la gira de su disco Nueve canciones de amor y una desesperada.

-La elección de Zaragoza como cierre de su gira por teatros no es casual. Les une desde sus inicios algo muy especial con esta ciudad.

-Tenemos una sensación agridulce, cerrarla en Zaragoza nos hace mucha ilusión porque es una ciudad con la que tenemos una relación muy especial pero, a la vez, es un poco duro porque se acaba la gira que más hemos disfrutado y la más bonita que hemos hecho nunca. Serán dos noches especiales.

-¿Por qué ha sido tan bonita?

-Somos un grupo que cada vez estamos mejor, conocemos cada vez más un poco mejor nuestro oficio. Por lo tanto, nuestro discurso está un poco más pulido y, a la vez, esta gira nos ha permitido utilizar distintos instrumentos que no habíamos utilizado antes y que nos permitía jugar con las canciones de una forma distinta: pianos, guitarras españolas, melódicas, xilófonos, recitar poesías… Cosas que en una sala de rock es más difícil que en un teatro, su oscuridad, su silencio te permite otro tipo de juego en el que estamos muy cómodos.

-Sin duda, su último disco creo que era el más adecuado para este formato, ¿está de acuerdo?

-Probablemente sí. Todas las canciones son susceptibles de modificarse porque depende de cómo vistes una canción la puedes llevar hacia un sitio o hacia otro pero sí, quizá este disco tiene amor, esperanza, hay una parte más poética, otra más teatral, sí, era el disco más afortunado a la hora de llevarlo a los escenarios de teatros.

-La referencia a Neruda es obvia en el título pero ¿por qué este disco ahora centrado en el amor dejando de lado los temas sociales?

-Creo que nunca hemos sido un grupo muy social, sí hemos tenido canciones pero… ¿por qué hablar de amor deja de ser social? Probablemente sea el antídoto perfecto para solucionar muchas de las cosas que nos suceden. A nosotros hablar de amor, no quiero sonar pretencioso, nos sale bien. O por lo menos nos sale a nuestra manera, tenemos una forma de hablar de la temática del amor. En cuanto a este disco, surgió así, no fue nada pensado. Vino a través de un encuentro sentimental lo suficientemente grande como para no permitirme escribir sobre otra cosa. Después te das cuenta que realmente el amor lo inunda todo. Las canciones que no hablan de amor también hablan de amor porque lo es todo. Creo que es nuestra aportación, también hablamos sobre la esperanza de conocerte a ti mismo, de aprender a quererte a ti mismo, escucharte y así puedes amar de una forma un poco más auténtica, con lo cual, creo que también tiene una parte social importante este disco.

-¿Le molesta la eterna pregunta de dónde etiquetar a Elefantes o cree que es una prueba de su éxito?

-A mí me parece un piropo, no me canso de oírlo. En un encuentro digital me preguntaban que me parecía la música independiente. A mí esas etiquetas me parecen tan complicadas… ¿qué es un grupo independiente? Hace muchos años había una definición pero eso se ha transformado en otra cosa. Ayer, estuve en la exposición de David Bowie y una de las cosas más bonitas de Bowie es que no puedes definirlo. Me parece algo precioso. Es verdad, Elefantes es difícil de catalogar en algún sitio, tenemos una parte comercial fuerte, una parte independiente fuerte… en definitiva, lo que sí hacemos es ser lo más honestos con nuestra mirada. Poco a poco vamos aprendiendo y cada vez podemos mostrar de una forma más sincera y sencilla nuestra forma de ser.

-¿Y eso cree que es lo que hace que a Elefantes o se le adore o se le odie?

-Creo que cada vez menos tenemos menos enemigos. Antes también es verdad que quizá éramos un poco más extremos, ahora lo somos en las letras, pero en la imagen sí que antes lo éramos más y la gente por la imagen te etiqueta, es así de frívolo. Antes sí que recibíamos más críticas pero ahora no... No sé si por qué lo hacemos mejor o porque ya no tenemos esa dualidad que nos ayudaba a ser un foco fácil.

-Este es su segundo disco de la nueva etapa de Elefantes, ¿están cerradas ya todas las heridas pasadas?

-Sí, aparecerán otras supongo porque hay momentos mejores y peores pero sí es verdad que dentro del grupo hay una progresión muy bonita que ya sabemos lo que somos y nos aceptamos. Eso no quiere decir que nos guste todo de todos, hay muchas cosas de mis compañeros que no me gustan y hay muchas cosas de mí que ellos no soportan. Esa es la convivencia pero ya sabemos que esperar de cada uno. Problemas por resolver vamos a tener muchísimos porque nos vamos transformando y siempre quedaran cosas por solucionar pero nos gusta solucionarlas y tenemos ganas de solucionarlas y aceptarnos como somos para ir avanzando.

-Con tanto cambio en el panorama musical, ¿cuál cree que es el estado actual del mismo en España?

-Hay que diferenciar entre el aspecto artístico y luego cómo se llega a la gente. A nivel artístico, el oficio es el mismo, escribir las mejores canciones que puedas y hacérselas llegar al público, como un trovador. Todo se ha transformado pero antes de nosotros también hubo muchas. creo que la salud musical de nuestro país es tremenda, tenemos muchos estilos, somos muy ricos y tenemos una cultura musical fantástica.

-¿Cómo van a ser los dos conciertos de Zaragoza?

-Intentaremos que sean muy emocionales porque es nuestra forma de escribir y de sentir la música. Creo que van a ser conciertos muy emocionantes y nuestra misión es transmitirle eso a la gente. En Zaragoza siempre hemos conseguido esa conexión porque aquí nos sentimos muy queridos. Eso no quiere decir que demos el concierto por hecho porque hay muchas veces que sales y la gente ya está entregada pero tú tienes que conseguir que estén entregados desde el principio hasta el final.