El Retrato de Felipe III, de Velázquez, que el pasado diciembre donó William B. Jordan a American Friends of the Prado Museum, la institución que lo depositó en el Prado, se exhibe restaurado desde ayer en la pinacoteca, la «casa» del pintor sevillano, donde se quedará de forma permanente.

Esta primera presentación pública del Retrato de Felipe III, un boceto que Velázquez hizo para La expulsión de los moriscos, se exhibe en la antesala de la galería central del edificio Villanueva hasta el 29 de octubre, en una muestra junto con Felipe II ofreciendo al cielo al infante don Fernando, de Tiziano, recientemente restaurado y que se exhibe por primera vez.

Dos obras que también dialogan ahora con las piezas Felipe III, de Pedro Antonio Vidal, y con Felipe IV con armadura y El infante don Carlos, ambas de Velázquez, «un conjunto que contextualiza y ayuda a entender el Retrato de Felipe III».

La obra fue adquirida por el William B. Jordan en el mercado de arte londinense, donde figuraba como Retrato de un hombre.

El hispanista procedió a su restauración y estudio, lo que le llevó a plantearse la posibilidad de que se tratase de una obra de Velázquez, en concreto de un cuadro preparatorio del rostro de Felipe III que el artista incluyó en La expulsión de los moriscos.

Entre las razones que le llevaron a sostener esta atribución figura, según el Museo del Prado, que Felipe III aparenta 40 años, los que tenía en 1609, cuando se produjo la expulsión de los moriscos. «Además, esta donación suple una laguna. Y es que, de una obra muy importante de Velázquez, como fue La expulsión de los moriscos obra fechada en 1627 y que desapareció en el incendio del Real Alcázar de Madrid en 1734, no se tenía ni un solo rastro en la colección del Prado y ahora sí.