Sigue «sin comprender», aunque va «asimilándolo», según confiesa Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959), que solo un año después de que Patria (Tusquets) llegara a las librerías lleve, con la bendición tanto del público como de la crítica, medio millón de ejemplares vendidos (lidera el ranking de este año), 22 ediciones, 12 próximas traducciones, una futura adaptación televisiva a cargo de Aitor Gabilondo para HBO y repetidos premios. Su libro, adelanta Aramburu, saldrá el 12 de enero de 2018 en Alemania, respetando el título en español -«Patria es una palabra muy reconocible»- y a lo largo del año en otros 11 países.

El último galardón cayó ayer: el Nacional de Narrativa, dotado con 20.000 euros, gracias a un jurado que valoró «la profundidad psicológica de los personajes, la tensión narrativa y la integración de los puntos de vista, así como la voluntad de escribir una novela global sobre unos años convulsos en el País Vasco».

«Agradecido, honrado y sorprendido» por el premio, el escritor donostiarra, que responde a los medios por teléfono desde su casa de Hannover (Alemania), donde vive desde 1985 con su familia, cuenta que dedicó tres años a escribir Patria «en soledad, con el mayor esmero e ilusión posibles». La novela, también Premio Francisco Umbral al Libro del Año y Premio de la Crítica de Narrativa, es un retrato de nueve personajes durante las últimas tres décadas del País Vasco, a través de dos amigas y sus familias, rotas por el asesinato del marido de una de ellas a manos de ETA. «Es la historia colectiva desde un punto de vista emocional», señala el autor de Los peces de la amargura, relatos donde ya abordó el tema.

A pesar de la distancia geográfica y de que se define como «un hombre hogareño» que considera que «no existe mayor paraíso que la vida cotidiana, tranquila y serena», mira «con mucha preocupación los hechos que están ocurrriendo en Cataluña» con la independencia. «Pero creo que hay grandes diferencias con respecto a lo que ocurrió décadas atrás en el País Vasco. Afortunadamente, en Cataluña no opera una banda armada». «Me entristece ver la falta de sosiego, la falta de pedagogía política con que se llevan algunos asuntos -lamenta Aramburu-. Veo demasiadas banderas por la calle de uno y de otro color, y no creo que esto pueda llegar a construir una sociedad donde los ciudadanos se puedan desarrollar con normalidad».

Ha leído, comenta, «sobre familias cuyos miembros no se hablan y amistades que se han roto», algo que le lleva a afirmar que «están ocurriendo novelas en todas las casas y en todas las calles». «Allí donde hay seres humanos, hay novelas», añade. Aunque puntualiza que no cree que sea él quien «deba o pueda escribirlas».

Aramburu, cuyo único anhelo es escribir, es autor de novelas como Fuegos con limón (1996), Los ojos vacíos (2000), El trompetista del Utopía (2003), Bami sin sombra (2005), Viaje con Clara por Alemania (2010), Años lentos (2012), La Gran Marivián (2013), Ávidas pretensiones (2014) y Las letras entornadas (2015).

Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza, revela que ya tiene «varios libros terminados» e incluso «entregados» y que, «después de décadas de una relación tormentosa con ella», el próximo, previsto para la primavera, será de poesía. Su título, Autorretrato sin mí. Porque, explica, le gustaría «que la serenidad que transmite» el género, la que él también disfruta en su entorno, «se extendiera, porque buena falta nos hace en estos momentos».