El Premio Pritzker reconoció este año la arquitectura local y a la vez universal de los españoles Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta, que han desarrollado la mayor parte de su trabajo en su localidad natal de Olot (Gerona) y alrededores.

Aunque también cuentan con proyectos en Francia, el localismo que caracteriza el trabajo de estos arquitectos no les ha impedido demostrar que se puede combinar con acierto los valores locales y la influencia internacional, según resaltó el fallo del jurado.

Su obra, caracterizada por su integración en el lugar de construcción y el uso de materiales como el acero y el plástico reciclados, ayuda a ver «de la forma más poética y bella posible» que una obra puede ser totalmente universal independientemente de dónde esté construida, dijo el presidente del jurado, el arquitecto británico Glenn Murcutt, Premio Pritzker 2002.

El anuncio fue realizado ayer en Chicago, ciudad donde está la sede de la Fundación Hyatt que concede el premio, por el presidente de esta institución, Tom Pritzker, que destacó el «compromiso inflexible» de los arquitectos con el lugar en el que trabajan. Esto se puede ver muy claro en el espectacular diseño para el restaurante Les Cols, en Olot.

El trabajo de Aranda (1961), Pigem (1962) y Vilalta (1960) «busca conexiones entre el exterior y el interior» en una «arquitectura emocional y experiencial», que está «poderosamente conectada con el paisaje», señaló el jurado. Una conexión que viene del conocimiento de la historia, la topografía, las costumbres y la cultura de la zona en la que construyen, además de por la observación de la luz, las sombras, los colores y las estaciones.

Otros de sus proyectos son la Bodega Bell-Lloc, en Palamós, el centro de arte La Cuisine, en Nègrepelisse y el museo Soulages, en Rodez, ambos en Francia; o la Biblioteca Sant Antoni-Joan Oliver, en Barcelona.

El Pritzker se ha concedido a cada uno de los tres arquitectos (es la primera vez) y no al estudio RCR que crearon en 1988 porque es imposible atribuir ninguno de sus proyectos o partes de ellos a alguno de los tres arquitectos de forma individual. Antes, solo lo había ganado Rafael Moneo, en 1996. «Es una gran alegría y responsabilidad. Estamos emocionados por que este año tres profesionales, que trabajamos juntos y estrechamente en todo lo que hacemos, seamos los reconocidos», señaló Pigem en una nota. Vilalta, por su parte, dijo a Efe que este premio «no te lo planteas ni en sueños».