La Asociación de Profesionales de la Cultura en Aragón (Procura) criticó ayer, a través de un comunicado, diferentes aspectos del Plan Estratégico de la Cultura que está auspiciando el Gobierno de Aragón ya que consideran «que tanto el propio documento como la orientación que se ha dado a este proceso de diálogo con los actores culturales presentan, de partida, serios problemas de enfoque que el gobierno autonómico debería reconsiderar si realmente quiere alcanzar su objetivo».

Y es que Procura denuncia que el primer borrador «se centra casi exclusivamente en el sector profesional de la cultura y sus problemáticas, refiriéndose reiteradamente a la ciudadanía como público o espectadores, y reduciendo por tanto el papel de esta al del consumidor pasivo. Del mismo modo, el documento se estructura en base a los diferentes subsectores -música, escénicas, plásticas, libro, audiovisual, etc.-, contemplando la cultura desde un prisma económico y mercantil y cayendo, por tanto, en el ya clásico error de analizarla como un recurso y no como un derecho. Una estructura excluyente, que deja fuera otros aspectos de la cultura que deberían estar presentes en un documento de esta trascendencia: la cultura comunitaria, la participación activa, las iniciativas no profesionales en el ámbito rural, o la accesibilidad de las infraestructuras culturales, entre otros».

Con estos mimbres, prosigue Procura, «tal vez se podría llegar —con mucho esfuerzo e imaginación— a redactar un Plan Estratégico de Industrias Culturales; pero desde luego no a un Plan Estratégico de la Cultura que defienda esta como un derecho, que para ser eficaz debería fundamentarse en ejes transversales —accesibilidad, diversidad, sostenibilidad, cooperación, memoria, participación activa, transparencia y trazabilidad, por citar algunos posibles ejemplos—, y, sobre todo, situar a la ciudadanía como sujeto central del mismo».

Por eso, señala la asociación Procura, no se puede obviar «que tanto el punto de partida —un documento que no habla de la cultura como un derecho, sino exclusivamente de su vertiente productiva— como la hoja de ruta elegida —haciendo un uso instrumental de la participación— no pueden ser, en ningún caso, los cimientos adecuados para conseguirlo».