Mientras otros fotógrafos esperan el momento exacto en el que apretar el disparador para captar la esencia de los instantes, Chema Madoz prepara los escenarios de sus imágenes como si fueran poemas. Nacido en Madrid hace 60 años, Madoz se caracteriza por utilizar los objetos como herramientas para comunicar ideas. La Lonja de Zaragoza inauguró ayer su exposición Ars Combinatoria, conformada por 74 fotografías y otros muchos materiales que podrán visitarse hasta el próximo 9 de septiembre. La muestra es una de las tres exposiciones que el festival PHotoEspaña ha traído este año a la capital aragonesa.

La comisaria de la exposición es Oliva María, según la cual las obras de Madoz «lucen especialmente bien en la Lonja». «Estas imágenes necesitan respirar y aquí lo pueden hacer, porque hay espacio», añadió. Por su parte, el artista dijo sentirse «apabullado e impresionado por la sala», ya que nunca había estado en la Lonja.

ausencia de color/ Según Oliva María, Madoz podría ser considerado «artista, poeta o escultor». Este fotógrafo manipula los objetos y los dispone de extrañas maneras para sugerir ideas o sentimientos. Sus obras no tienen nombre, y es que como dijo la comisaria, «no utiliza títulos adrede, porque no quiere orientar la mirada. Quiere que el espectador descubra lo que él, en su imaginación, ha ideado». Tampoco manipula las imágenes una vez han sido tomadas, de ahí también la sorpresa de muchos de los que visitan sus exposiciones. Todo lo que aparece es real y ha sido dispuesto así en el mundo físico, no en el virtual. Tan solo un retoque: todas las imágenes son en blanco y negro.

«Son muchos los motivos por los que opté ya en su momento por el blanco y negro. El primer acercamiento que hago a las imágenes es en color, porque las tomo con una cámara digital, y creo que podrían funcionar igual, pero el del blanco y negro es un universo diferente. Siempre me ha parecido que el blanco y negro coloca a mis obras en un ámbito que a mí me parece más propio para este tipo de imágenes, ya que marcan una cierta distancia con la idea de realidad», explicó el autor, que también dijo que la ausencia de colores le sitúa en el mundo de lo imaginario.

«Supongo que arrastro una carga que me viene de la infancia, de cuando empecé a tener relación con la televisión, la prensa, la publicidad, que eran en blanco y negro y que son las imágenes de las que yo me he ido nutriendo. Para mí, ese siempre ha sido un territorio que tenía mucho que ver con aquello a lo que yo no tenía acceso, por lo que siempre he creído que el blanco y negro añade misterio a mis fotografías y a las ideas que quiero transmitir.

Los objetos que utiliza distan de resultar extraños y desconocidos. Una alfombra por las que surcan caminos, una soga hecha con un collar de perlas, una escalera de mano sobre una de obra o cabellos recortados y que forman letras chinas son los protagonistas de algunas de sus fotografías.

«Utilizo los objetos como vehículos para expresarme. Este lenguaje tiene que ver con cómo ordenas las imágenes y los significados que estas tienen, y dependiendo de las combinaciones produces un eco, una reverberación diferente. Esto permite tocar infinidad de temas. Da igual de lo que quieras hablar, a través de los objetos lo puedes hacer. Hay gente que se extraña de que siga utilizando objetos en mis obras, pero es mi forma de expresión. Es como preguntarle a un poeta que por qué utiliza las palabras», contó Chema Madoz.

Con respecto a la disposición de la muestra, Oliva María señaló que no se nota una evolución de las obras más nuevas respecto con las antiguas ya que los trabajos de Madoz no han madurado, «porque ya era maduro cuando comenzó», dijo. Sí que se puede observar un cambio en relación con los objetos fotografiados, ya que la naturaleza ha cobrado más importancia en su obra conforme ha pasado el tiempo. Por otro lado, las personas dejaron de tener peso y significación para Madoz desde hace ya bastante tiempo. «Con los objetos se descubrió para mí todo un universo», comentó. «Yo podré agotarme y quedarme sin ideas, pero las posibilidades son infinitas», añadió el artitsa.

Además de las 74 obras expuestas, la exposición se completa con un fotopoemario, copuesto por una serie de imágenes y los versos de Joan Brossa; 24 portadas de revistas culturales que utilizaron sus imágenes; y el documental Regar lo escondido, dirigido por Ana Morente y producido por RTVE, que tiene una hora de duración. También se han programado una serie de actividades didácticas para estimular y acercar al público la obra de Chema Madoz, que fue Premio Nacional de Fotografía en el año 2000.