«Quería crear algo que no hubiese leído antes»

—Fue seleccionada entre otros autores por la editorial La Galera para llevar a cabo esta novela después de entregar sus respectivas propuestas. ¿Les dieron muchas pautas a seguir en la historia?

—La verdad es que las pautas fueron mínimas. Los dos ingredientes que nos dieron fueron Magical Girls y el formato saga. A partir de ahí desarrollé los personajes, los conflictos y el resto de la novela. Fue más una propuesta que un encargo y tuve una libertad absoluta para crear el mundo. Respecto a porqué fui seleccionada, mi editora me comentó que los otros proyectos tenían un enfoque demasiado infantil y que las historias no acababan de convencer.

—¿Encontró inspiración en otras sagas populares de ‘Magical Girls’ como ‘Las Witch’ o ‘las Winx’?

—Yo siempre he sido de Las Witch, y al ser parte del mismo subgénero es inevitable que salgan comparaciones. Al fin y al cabo las dos van de lo mismo, de cinco chicas que de repente adquieren poderes y los tienen que usar para defender al mundo de una amenaza mágica. Sin embargo, he intentado distanciarme todo lo posible de las tramas de Las Witch, si se me ocurría algo que se aproximaba a lo que había leído de ellas me apartaba de ello. Quería crear algo que no hubiese leído antes.

—Laia López se ha encargado de las ilustraciones del libro, sin embargo, su nombre aparece en la portada y sus competencias han ido más allá de simplemente dibujar ¿Me equivoco?

—Antes de tener el texto de la novela ambas nos metimos con el diseño de los personajes, yo le pasé unas fichas con algunos rasgos generales definitorios. Laia se pudo manos a la obra, y la verdad es que me gustó un montón lo que hizo. Tanto es así, que después de enviar las fichas se me ocurrió hacer algunos cambios en una, y dio la casualidad que justo antes de mandar los cambios Laia me presentó el primer boceto de ese personaje. Conforme lo vi, cogí mi nueva ficha y la tiré a la basura, tuvimos mucha conexión.

—Al margen de sus poderes, las protagonistas de su novela son chicas normales con vidas normales, ¿Cree que sus lectoras se identificarán con ellas o tratarán de emularles?

—Yo no soy quien para sugerirle a nadie un modelo de cómo debe ser, pero si que he intentado hacerlas realistas y sumergirlas en problemas cotidianos propios de su edad, que son los 13 o 14 años. Cada una tiene sus defectos, poca autoestima, conflictos familiares, rebeldía etc. Siempre te ves mejor cuando te ves en otra persona, y si leer Mystical puede ayudar a alguien a sentirse mejor consigo mismo me parece genial. La trama principal siempre será fantástica, pero quiero trabajar los personajes al margen de eso.

—La novela se publicó ayer y las perspectivas de venta son muy altas. Algo que llama la atención dado que la campaña publicitaria se ha realizado enteramente desde internet valiéndose de herramientas como Twitter o Youtube.

—Yo soy lectora, y me pregunté qué es lo que me gustaría tener de un libro antes de su publicación, y eso hicimos. Todo el material publicitario ha sido diseñado por Laia, mi editora y yo misma. En su mayoría se ha tratado de textos o audios ficticios que las protagonistas de la novela se enviaban en un tiempo anterior al que presentamos en la novela. Es muy flipante que sin ningún tipo de conocimiento de márketing ni publicidad hayamos conseguido enganchar a tanta gente y generar tantas expectativas y tan buenas.

—‘El despertar de la magia’ solo es el primer volumen de una saga de cuatro libros que se publicarán a lo largo del año que viene, parece que su editorial confía mucho en usted.

—Cuando me lo propusieron me dio mucho vértigo, no era un libro y ya está, era mi primer libro y además era una saga, y sabía que si el resultado no me gustaba iba a estar hasta 2019 pringada escribiendo algo que aborrecía. Pero no es el caso, estoy muy cómoda con el proyecto, y de hecho tenemos estudiado que la historia pueda ampliarse a dos arcos narrativos más hasta llegar a las 12 novelas. No está firmado todavía, pero si los cuatro primeros salen bien queremos dejar la historia en un punto en el que se puedan sacar continuaciones de una manera coherente. No como lo que hizo J.K. Rowling y su Legado Maldito.