Ray Davies, el más británico de todos los músicos británicos, vuelve a explorar su extraña e intensa relación Estados Unidos en 'Our country: Americana act II'. Y ha informado de que es muy posible que haya una reunión de los Kinks.

Hay en 'Our country: Americana act II' dos canciones del álbum de los Kinks 'Muswell hillbillies' (1971): una reescritura de 'Muswell hillbilly' y 'Oklahoma USA', ambas con Estados Unidos como fantasía. ¿Qué pensaba de ese país entonces y qué piensa ahora que lo conoce mejor?

'Oklahoma USA' es de hecho una canción sobre mi hermana mayor, que trabajaba en una fábrica y era una fanática de las películas estadounidenses. Es una canción sobre sueños, libertad y aspiraciones. Eso era EEUU para nosotros. Aunque esa idea se ha deteriorado tanto por mi experiencia en el país como por la deriva del país, sigue siendo un lugar donde notas que hay oportunidades.

Algunos versos de 'Our country' parecen una respuesta a la política de inmigración de Donald Trump.

La verdad es que cuando la escribí pensaba en alguien como John Wayne, en una voz con autoridad que dice: todo el mundo es bienvenido siempre y cuando acepte nuestras reglas de juego. Es una bienvenida con una agenda oculta.

¿Qué opina de la política de inmigración de Trump?

Es muy severa y negativa pero yo diría que Trump no ha hecho más que materializar una corriente que lleva años circulando de manera más subterránea en muchos países. Una aventurilla: hace unos 15 años pasé un buen rato en una celda de un aeropuerto de EEUU porque no tenía el visado en regla.

¿Qué piensa el autor de 'The Village Green Preservation Society', una exaltación de la Inglaterra tradicional, del 'brexit'?

Bueno, es una canción que puede trasladarse a todas las regiones del mundo, seguro que en Barcelona también tenéis cosas que merece la pena proteger y mimar. En cuanto al 'brexit', soy poco dado al drama pero es la decisión de mi país más importante de la que guardo memoria. Y no solo afectará a los británicos sino también a extranjeros. Un problema. Pero, una vez más, la corriente que ha conducido al 'brexit' también existe en otros países, en Italia y Alemania por ejemplo. No sé si en España. Soy muy escéptico acerca de estos repligues nacionales.

En 'The getaway' define EEUU como "la tierra del helado, la tarta de manzana, las pistolas y el salvaje Oeste". Usted recibió un tiro en Nueva Orleans...

Esa definición juega a contraponer las dos caras de EEUU, un lugar seductor y a la vez terrible. Allí lo puedes tener todo pero también te puedes llevar un disparo. Si escribiera guías de viajes, recomendaría vigilar tu espalda en EEUU.

'Muswell hillbillies' no goza del reconocimiento de otros discos de los Kinks, pero a mí me parece una obra cumbre. ¿En qué consideración lo tiene?

Es un favorito. Estoy orgulloso de él. Fue como hablar de la familia. Literalmente: muchas canciones están inspiradas en familiares o en amigos o conocidos de la familia. Fue un tributo a los Davies, a nuestro barrio y a la clase trabajadora.

Es un álbum donde brilla una especialidad de la casa: dar voz a la gente a través de diferentes personajes.

Yo escribo para el hombre común, para la población silenciosa. No me atrevo a decir que le doy voz pero me gustaría que así fuera. Todos los personajes de 'Muswell hillbillies' se correspondían con personas reales. Lo que sí me atrevo a decir es que esas canciones celebran a las personas ordinarias.

No era en las décadas de 1960 y 1970 una fórmula habitual en las canciones pop. ¿De dónde vino la inspiración para hacerlo?

¿La verdad? De la vida familiar. Siempre estábamos contando y escuchando historias de gente. Así de sencillo.

Anunció hace unos días que está preparando el regreso de los Kinks junto con su hermano Dave (guitarra) y Mick Avory (batería). ¿Va en serio?

Ahora mismo lo estamos discutiendo. Es incipiente pero creo que sí. Se trata de que encontremos material nuevo que nos apetezca grabar. Yo tengo canciones que me gustaría tocar con Dave y él tiene canciones que le gustaría tocar conmigo. Y la relación entre Dave y Mick parece que ha mejorado. Pero estamos en una fase incipiente. Si grabamos y nos gusta el resultado, tal vez demos algunos conciertos.

Su relación con Dave tuvo momentos tempestuosos. ¿Cómo es ahora?

No nos habíamos visto en dos años pero cuando nos encontramos hace unas semanas fue como si nunca hubiéramos dejado de estar juntos. La telepatía sigue ahí. Al fin y al cabo somos hermanos.

No sé si bromeaba cuando dijo que la inspiración para la posible reunión de los Kinks son los Rolling Stones...

En absoluto. Los disfruto mucho cuando los veo actuar. Todavía son una gran banda. Ahora, si los Kinks vuelven a los escenarios los veo más en bares que en estadios. Tal vez podríamos hacer estadios, no lo sé, pero en cualquier caso no es nuestro estilo. Si actuamos será en lugares más íntimos.

En '20th century man' se declaró en guerra contra su tiempo, especialmente contra la tecnología. ¿Cómo se siente en el siglo XXI?

Si ahora escribiera una canción titulada '21st century man', el personaje compraría una pistola e iniciaría una guerra. Cierta tecnología es necesaria, pero parece mentira cómo ha llegado a dominar nuestras vidas. Internet ha acabado con la privacidad y en general la vida de las personas parece dictada por los ordenadores.

En el nuevo disco le acompañan los Jayhawks, como ya hicieron en 'Americana'. ¿Qué le gusta de ellos.

Me maravilla su sentido de la simplicidad. Todo lo hacen simple. En este sentido son como éramos los Kinks, aunque bastante mejores.

¿Recuerda la actuación de los Kinks en Barcelona en 1986?

Muy vagamente. Lo que más recuerdo es que en otras ciudades de España tocamos en plazas de toros. Rarísimo.