ARTISTA: Ray Lema, en solitario

CICLO: Noches de Verano

LUGAR: CaixaForum

FECHA: Jueves, 23

ASISTENCIA: 200 espectadores

Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, tiene una población de casi 10 millones de personas y un caos circulatorio del carajo de la vela. Zaragoza no es Kinshasa y afortunadamente el tráfico de vehículos por la ciudad es soportable, pero, lógicamente, no silencioso. Así que, en algún sentido, el congoleño Ray Lema, uno de los músicos africanos más audaces e innovadores del siglo XX, el jueves se debió sentir como en casa. Bueno, siendo precisos, se sintió fatal al comprobar cómo el abundante ruido del tráfico de la avenida Anselmo Clavé arruinaba su concierto, celebrado en una de las terrazas de CaixaForum.

Sorprende que los responsables de ese activo centro cultural, tan puntillosos a la hora de programar con esmero exposiciones y otras actividades, hayan cometido el error de celebrar el ciclo de concierto Noches de verano en una terraza azotada por el zumbido de coches, autobuses, camiones, motos ratoneras y otros vehículos pasando por una de las vías más transitadas de la ciudad.

Así las cosas, Lema, con paciencia infinita, y pidiendo disculpas por algo de lo que él no era responsable, fue hilvanando como pudo una actuación que en otras circunstancias habría sido espléndida, y que en el mencionado entorno resultó un suplicio. Para él, que escuchaba más el ruido de la calle que el sonido de su voz y de su piano, y para los espectadores, que asistimos a lo que futuristas como Luigi Russolo (1885-1947) habrían calificado con entusiasmo un espectáculo de vanguardia (música y tormenta de tubos de escape), pero que en realidad fue una tortura.

Qué pena no poder disfrutar de la belleza de unas canciones espléndidas, en las que Ray Lema reformula lo africano en patrones tan diversos como atractivos, llevadas, además, a un formato solo piano y voz en el que adquieren nuevos matices. Así que tuvimos que conformarnos con gozar fragmentadamente de piezas como Mathissou, Sao Tomé, Nalelela, Les oubliés du Kivu, Nalelela, Lusala, Atan'Dele y la muy celebrada Iyolela (con el público haciendo coros y desafiando al desastre), entre otras.

Tras la experiencia con Ray Lema lo sensato sería que el resto de los conciertos del ciclo se programase en el auditorio de CaixaForum y no en la terraza. Se perderá encanto, sí; pero se ganará en calidad musical que a fin de cuentas es lo que importa. ¿O no?