No vi nada / Ciega / e iluminada como una creyente en éxtasis / entré en tu casa. / Y no vi nada más. / El castigo empieza ahora / con los ojos inyectados en sangre / y esta decepción. Directa, descarnada, como la impresión de darlo todo sin recibir nada a cambio cuando la losa de la decepción cae sobre su cuerpo. Con la seguridad de que se volverán a cometer los mismos errores. Como el perro de Pavlov. La asturiana Sofía Castañón, Premio de Poesía Jóvenes Creadores del Ayuntamiento de Madrid en el 2008, acaba de reeditar su poemario Culpa de Pavlov, que ve la luz en la colección Resurrección de la editorial Comuniter. Una colección, dirigida por Octavio González Milián, que recupera el espíritu de las incunables colecciones de poesía o de los fanzines de la época analógica.

Y ahí tiene lugar este poemario, encorsetado brillantemente en una cuidada edición de poesía limitada de fácil lectura y de mejor relectura reposada y valiente. A los hirientes poemas escritos con la lanza del que siente repetir la crudeza de los errores del ser humano, se han añadido en esta nueva edición las ilustraciones de Antonio R. Montesinos, que enfatizan un paso más, si es que es posible, en la relación entre los modelos autómatas aprendidos que llevan al fracaso y la búsqueda de un éxito dentro de ese sistema inviable.

La dificultad llega / cuando se aplica la perspectiva, / cuando después de cada metáfora / sólo hay un capullo. Versos que desatan la amargura del que tenía algo que no tiene y que le obliga a desatar el síndrome de Diógenes en las relaciones afectivas: No me tengas el tiempo suficiente / como para que forme parte / de tu vida. Y así, verso a verso, poema a poema, Sofía Castañón va tejiendo la construcción de una vida de errores que, sin embargo, deja perlas y momentos de alegría contenida por las mismas reglas autoimpuestas de una sociedad que lejos de ser controlada, actúa como la saliva del perro de Pavlov cuando cree que su plato de comida va a ser llenado: Sonreír como saltar / ya adulta en un colegio. / Esta contagiosa, moderada / vergüenza / a mostrarnos felices, / parecer idiotas. Como si cantáramos por poder leer estos dieciocho poemas de Sofía Castañón que, cinco años después de su concepción, siguen volando alto. Tanto como la imagen colectiva del perro de Pavlov salivando.