El músico y escritor barcelonés Sabino Méndez ha sufrido el robo de sus ordenadores personales, que contenían el manuscrito de su próximo libro y copias de las canciones que había compuesto para el nuevo disco de Loquillo, según ha informado el propio autor. Según el propio Méndez, tras ser necesarios casi diecisiete años para que se reconciliaran y volviera a trabajar con el cantante Loquillo, el resultado, el disco "Balmoral", que verá la luz el 8 de abril, "podría correr peligro".

Esta Semana Santa, un robo en el interior de su vehículo, estacionado en la carretera de Andalucía, a la altura de Ocaña (Toledo), cuando Sabino Méndez se dirigía a Málaga para aislarse durante unos días y "darle una vuelta más" a sus proyectos, ha hecho desaparecer copias digitales de las nuevas canciones de ambos, listas para aparecer el próximo 8 de abril en el primer disco en solitario de Loquillo. Según Sabino Méndez, de su Alfa Romeo 156 los ladrones se llevaron dos ordenadores personales portátiles, que contenían copias de las nuevas grabaciones, que saldrán al mercado dentro de dos semanas.

Según el músico, de todo ello existen las copias de seguridad pertinentes, pero la circulación incontrolada de los archivos digitales de música abre la posibilidad de pirateo en Internet. Recientemente, en la aparición del último disco de Estopa, "Allenrok", miles de internautas descargaron con antelación archivos de las nuevas canciones, sustraídos de manera inexplicable de la propia compañía.

"Seguramente, en este caso, los ladrones no saben lo que se han llevado y toda la documentación terminará en un vertedero", ha comentado el escritor que, desolado, ve muy pocas probabilidades de recuperar el material. La compañía discográfica, Warner, ha sido alertada del robo de estas canciones de "Balmoral", donde Loquillo canta con el francés Johnny Hallyday.

Además, Sabino Méndez ha perdido en el robo una bolsa de mano con el manuscrito y las notas de su próximo libro, el cuarto tras "Corre, rocker", "Limusinas y estrellas" y "Hotel Tierra". A su juicio, la pérdida de las notas manuscritas es "un drama" porque retrasa considerablemente el trabajo y la edición del libro.