Cuando uno abre los armarios de su casa pueden (suelen) pasar dos cosas: que le absorban los recuerdos o que los recuerdos tomen tal forma que conformen una historia que es historia viva de un lugar y testimonio de un tiempo vivido. Abrir Vaciar los armarios de Rodolfo Notivol es sentir y vivir como la familia de Marina, la segunda de nueve hermanos, que va desvelando los misterios de una familia de Zaragoza mientras recorre 80 años de una ciudad como la capital aragonesa sin la que sería difícil comprender la novela editada por Xordica.

COINCIDENCIAS Y DIFERENCIAS

Dicho de otra forma, Rodolfo Notivol recorre con una prosa ágil no exenta del embellecimiento que produce la verdad y el sentimiento del que escribe lo que pasa con la precisión del que lo lee, la historia de una familia diferente a todas, pero como todas. Y es que ahí reside uno de los muchos encantos que esconde este Vaciar los armarios, la primera novela de un autor que ya deslumbró con su libro de relatos Autos de choque hace ya casi 15 años, en que la historia de esta familia con personajes tan característicos pero tan comunes, tan osados como cobardes, tan firmes como llenos de dudas, podría ser la del lector, la del vecino o la del de un poco más allá y, sin embargo, al mismo tiempo, no lo es.

Solo así uno puede entender que todo en la novela (¿o en la vida? O es que quizá no se puede ver la diferencia dentro de esta Vaciar los armarios) sucede a una velocidad vertiginosa, la que dan unos acontecimientos que tan pronto hunden una casa como llenan de alegría una estancia hasta entonces sombría. Y todo desde la visión de Marina a la que el lector convierte en hija suya, en sí mismo, mientras recorre mentalmente un tiempo en el que la ciudad se estaba construyendo a sí misma huyendo de un pasado muy trágico y muy reciente.

Es en esa familia donde se encuentra a un padre reconocible anclado (pero en el fondo, no tanto) a una forma de hacer las cosas, a una madre firme y ¿subyugada? y a unos hijos que tienen que convivir con la vitalidad de su edad y con la necesidad de la rápida madurez buscando su lugar en un mundo y una ciudad en la que suceden muchas cosas en un período de tiempo relativamente pequeño.

LA MUJER COMO MEMORIA

Que sea una mujer la narradora de esta historia tampoco parece una elección casual. Como el propio autor ha explicado en alguna ocasión, su experiencia le dice que es en ellas donde reside la mayoría de las veces la memoria familiar. Y lo cierto es que, más allá de eso, para el propio ritmo de la novela se presenta como un acierto esa Marina que crece y, sobre todo resiste, porque, en el fondo, está educada para eso, para sobrellevar el peso de una familia que tiene mucho que vivir.

Es por todo esto que solo se puede aplaudir el debut de Rodolfo Notivol en la novela y quizá lamentar que haya tardado tanto tiempo en dar el salto. Pero, más allá de eso, queda disfrutar con su lectura porque vaciar los armarios, aunque lo puedas parecer, a veces no es nada peligroso.