Han pasado seis años desde que estrenó ‘Luces rojas’ (2012) pero a Rodrigo Cortés (Pazos Hermos, 1973) le parece un error determinar la carrera de un director atendiendo solo a los títulos que aparecen en Imdb, porque como él mismo dice, la vida está en los huecos que hay entre esos títulos.

Ahora estrena ‘Blackwood’, su cuarta película y el primer encargo de un gran estudio. Su cine se había movido hasta el momento dentro del ámbito independiente, y en ese sentido ‘Enterrado (Buried)’ se convirtió en un auténtico éxito gracias a su originalidad y a la capacidad del director a la hora de generar tensión a través de una serie de recursos y herramientas puramente cinematográficas. En el fondo, ha utilizado la misma estrategia para acercarse a esta historia de fantasmas protagonizada por un grupo de adolescentes problemáticas que van a parar a un misterioso internado de reminiscencias góticas.

Una novela de Lois Duncan

“Quería convertir ‘Blackwood’ en una experiencia genuina”, nos cuenta el director. “Hemos trabajado el sonido y la luz desde una perspectiva muy arriesgada y poco hollywoodiense, primando la sensualidad y la sensorialidad. El reto consistía en crear un universo único, como lo que hacía Powell y Pressburger en ‘Las zapatillas rojas’ o ‘Los cuentos de Hoffmann’, en las que cada color, cada alfombra, tenía una razón concreta dentro del relato”.

La película se basa en una novela de Lois Duncan (autora de otros títulos adaptados al cine como ‘Sé lo que hicisteis el último verano’ y ‘Hotel para perros’) de la que se enamoró perdidamente Stephanie Meyer, artífice de la saga ‘Crepúsculo’, que fue precisamente la que apostó por Rodrigo Cortés para que aportara su mirada particular y alejara la historia de los clichés del cine de terror 'teen' a través de un tratamiento más adulto y atmosférico.

“Me encontré con un relato con mucho potencial. Había apuntes en torno al arte como laguna profunda de gran capacidad creadora pero también destructora que me interesaron mucho. Así que intenté reflexionar en torno a cómo el talento y la genialidad pueden convertirse en una maldición. También incluí algo que no estaba en la novela: Como cuando logramos algo sin disciplina y esfuerzo, acabamos pagando un precio muy alto”.

Totalmente femenina

Se trata de la primera película totalmente femenina de Rodrigo Cortés, algo que le ha dado la posibilidad “de manejar músculos nuevos” y de trabajar con un grupo de actrices jóvenes muy talentosas como AnnaSophia Robb o Isabelle Fuhrman, a las que dirigió con una premisa muy clara: no quería acercarse al universo adolescente a través del paternalismo.

Aunque uno de los reclamos de la cinta termina siendo inevitablemente la presencia de Uma Thurman en el papel de una malévola institutriz de origen francés. Cortés cree que la actriz tiene una belleza atemporal que conecta a la perfección con la sensibilidad europea. “Está fuera de cualquier época y nacionalidad y es tan sofisticada. Tiene una energía muy particular y magnética”.