Ya en la primera página uno siente que le falta el aire. Y cada vez que un nuevo personaje surge sobre el papel hay más motivos de inquietud. No, no parece que vayan a dar tregua a la acción o que su participación se nos haya de pasar inadvertida. En las novelas de Víctor del Árbol todos son auténticos protagonistas, y la razón estriba en que son muchas las historias que se entrelazan y jamás ninguna de ellas es una historia menor. Me fascina cómo retrata a quienes por sus páginas se pasean, huyen, aman, luchan, esperan o mueren, quizás con el convencimiento de que van a quedar saldadas sus cuentas, de que van a reconciliarse con lo que dejaron pendiente tiempo atrás o de que todavía es momento para aprender a vivir con lo ya vivido. Su última novela, Por encima de la lluvia, transcurre en diferentes espacios y en diferentes tiempos, componiendo un viaje apasionante lleno de imágenes que ningún viajero será capaz de eliminar de sus retinas. Helena y Miguel, con una edad que les acredita como veteranos de la vida, son los guías perfectos. Guardan recuerdos poderosos y poco a poco sumarán otros tantos que les ayudarán a entender los primeros. Nada como hacerse mayor para comprender mejor el presente, el de los demás y el de uno. Y sobre todo si se cuenta con tanto detalle, con tanta emoción, con tantos matices que ayudan a darle a la historia la riqueza que ocultan las grandes existencias.

Camina hacia adelante

Helena y Miguel son cómplices, y nos hacen cómplices a los lectores. Son, de nuevo, personajes tan bien definidos que parecen recién salidos de una historia real, personajes que uno convierte en referentes, personajes que solamente saben caminar hacia adelante sin que importen las consecuencias que ello acarree. Esta es su novela. Muchos ingredientes llenan estas páginas y hay que andarse con cuidado. Como ocurre con los grandes títulos de la literatura y del cine, cada vez que se vuelve a ellos se descubre algo nuevo. Son muchos nombres, gentes que se conocen o se conocerán, que se quieren o se temen, que se buscan o que jamás se encontrarán. Nada que yo pueda contar aquí, pero sí me permito adelantar que las piezas forman parte de un engranaje perfecto que nos llevan desde la emoción hasta la incredulidad pasando por lo esencial de cualquier libro: atrapar nuestra atención y sentirnos implicados en lo que está ocurriendo. Es lo que se consigue cuando línea a línea, como si de un orfebre se tratara, el autor construye vidas que se niegan a renunciar a sus principios y a resignarse a sus finales. Los saltos en el tiempo y en la geografía son determinantes en la construcción de la historia. Y siempre, en cada lugar, en cada instante, miradas complejas, derrotadas, suplicantes, necesitadas de cariño y de comprensión. De esas que ven más allá. De esas que no callan. De esas que rompen el silencio. Las novelas de Víctor del Árbol contienen los más diversos géneros. A mí me seduce su riqueza en la construcción de personajes. No importa si son bondadosos o perversos, tampoco que a veces ni estén en un extremo ni en el otro. Están ahí y todo lo demás viene después. Viene esa cuidada prosa que tanta literatura encierra; viene el pasado amenazante, que pulula siempre sobre quienes tanto afán han tenido en ocultarlo; vienen recursos narrativos que le dan riqueza al texto; vienen esos diálogos tan trabajados y que tan bien definen a quienes les pertenecen; viene una historia potente, llena de historias emocionantes. En definitiva, esta es una novela que viene para quedarse.

‘POR ENCIMA DE LA LLUVIA’

Víctor del Árbol

Destino