El cine aragonés suma una nueva película de la mano de dos jóvenes directores, José Luis Anchelergues y Alberto Luengo. Su multitudinario preestreno tuvo lugar la semana pasada en los cines Aragonia de Zaragoza, cuya sala magna se llenó para la ocasión.

Misterios del pasado --título del filme-- plantea, a lo largo de ciento diez minutos de largometraje, un difícil, constante y arriesgado juego entre la realidad y la ficción.

Por un lado, narra la peripecia de una extraña muerte en el seno de una pandilla juvenil, un suceso con ribetes de crimen, de historia negra. Por otro, invita a participar del plano de la acción a una serie de ricas leyendas pirenaicas, las que se nutren y nos hablan de seres maravillosos, silvanes, hadas, encantarias, ondinas... misteriosas criaturas que abandonan los profundos bosques, los helados ibones, los duros glaciares, para acercarse a los jóvenes y confundir sus destinos.

Sobre ese juego de leyenda y realidad es donde la película hace descansar su más firme pilar y donde su argumento se realimenta a cada escena, tiñendo de poesía las imágenes y matizando la trama con texturas mágicas que dulcifican los enfrentamientos entre los hechos y conflictos de fondo.

Particularmente vistoso resulta el paisaje, integrado en la historia desde la primera secuencia. El dúo de directores ha sabido utilizar el fondo de montañas y bosques, toda la belleza de nuestro Pirineo como un adecuado telón a la narrativa visual.

De hecho, y contrariamente a lo que suele suceder con las primeras obras, apenas hay interiores. Los bosques de hayas, las laderas de pinos, las altas hierbas y orillas de los lagos son tan protagonistas como los propios caracteres humanos de Misterios del pasado, y como esos mismos enigmas.

Basculando entre el género negro, el terror, lo legendario y fantástico, Misterios del pasado ha contado con un entusiasta y generoso equipo de jóvenes actores y técnicos, todos ellos aragoneses, con la salvedad de Manuel Galiana, que hace un pequeño papel. Susana Bolton y María Pilar Tenas-Aranda ejecutan dignamente sus misiones protagonistas, y el resto de actores cumple con creces.

Un estimulante resultado y tal vez, ojalá, el origen de una estimulante carrera cinematográfica.