Un documental y un libro acabarán con una anomalía en la era de la globalización: que nadie haya oído hablar en Occidente de una de las autoras más célebres en Oriente. Sanmao (de nombre real, Chen Ping) desborda en China la condición de escritora para asentarse en el mito. Tan frágil como audaz, siempre a punto de quebrarse y nunca hastiada de nuevos mundos, Sanmao ha epitomizado para un par de generaciones la aventura, el amor incondicional o la rebelión contra la inercia social. También es la razón de que muchos chinos hayan aprendido español o viajado a España. Dicen los veteranos que décadas atrás, ante un español, los chinos no aludían al fútbol ni a los toros sino a Sanmao.

La editorial Rata acaba de publicar en castellano y catalán 'Diarios del Sáhara', su libro más célebre, en el que relata su vida en el desierto a mediados de los años 70. Es la primera vez que la obra de Sanmao se traduce a un idioma occidental. Y María Jesús Alvarado disecciona al personaje en su pulcro documental 'Sanmao, la vida es el viaje', la primera obra audiovisual sobre la escritora.

UNA HISTORIA TRÁGICA

Sanmao nació en Chongqing (China continental) en 1943 y con seis años recaló en Taiwán huyendo del maoísmo. Ya en su juventud rehusó la sosegada perspectiva de una carrera universitaria, estudió filosofía por su cuenta y viajó por el mundo hasta recalar en Madrid. Allí conoció a José María Quero, un joven buzo al que rechazó primero y al que después siguió a su destino en el Sáhara español. Ambos se trasladaron a Gran Canaria cuando las tropas españolas abandonaron el país africano. La muerte de José, ahogado, la devastó. Volvió a viajar, se intentó enamorar de nuevo, regresó a Taiwán y disfrutó de la adoración popular sin llegar a superar la ausencia de José. Se ahorcó con sus medias en un hospital taiwanés en 1991. Su muerte prematura la empujó hacia la leyenda. Los lugares donde vivió son de peregrinación obligada para muchos de sus lectores.

Sanmao dejó una veintena de libros sobre sus vivencias y una prosa sin alharacas ni pretensiones, directa y eficaz, digerible para millones de chinos, japoneses y coreanos. Es entendible que Sanmao impactara a una sociedad confuciana que sublima el respeto al padre, al marido y al partido. Sanmao, como la británica Jane Austen en un contexto similarmente tradicional, despreció el matrimonio como vía para la realización personal y social de la mujer.

UNA MUJER INDEPENDIENTE

Alvarado, cineasta y escritora, admite que la salida comercial del documental 'Sanmao, la vida es el viaje' son las televisiones asiáticas, debido al desconocimiento en Occidente. La obra, de poco más de media hora, sigue un orden cronológico y simula la primera persona con una voz 'en off'. Empieza con testimonios directos y alterna fotografías reales de la pareja con representaciones de actores algo chirriantes. Se echan de menos minutos sobre su vida anterior y posterior a España, pero cumple como relato de una época concreta.

"Yo pasé mi infancia en el Sáhara y un amigo me preguntó si había conocido a la famosa Sanmao. Entonces empecé a interesarme e investigar hasta que decidí hacer el documental. Lo que representa Sanmao, una mujer independiente, funciona en todos los lugares y en cualquier momento", señala.

El documental se ha estrenado ya en las sedes del Instituto Confucio de Madrid y Barcelona y este miércoles se ha exhibido en el Instituto Cervantes de Pekín. No se recordaba un éxito de público similar en las actividades del centro. Un puñado de espectadores talluditos salpicaba una platea repleta de veinteañeros. La leyenda de Sanmao mantiene intacto su poder de fascinación.