Dos rotuladores, dos pizarras y mucha imaginación y rapidez. Con esos ingredientes, se enfrentaron ayer al reto los participantes del Combate de los dibujantes que, en una sala ambigú del Teatro de las Esquinas que recibió a más de 100 personas, cerró ayer la tercera edición del Zaracómic.

El mecanismo era relativamente sencillo. Los dibujantes se iban enfrentando en enfrentamientos directos y el público, con sus cartulinas rojas y amarillas, era soberano para decidir quién seguía en competición pero... ¿qué tenían que dibujar los combatientes? Ahí es donde entraba en juego el azar. Había tres bombos, uno con personajes, otro con dibujos y otro con el superpoder que realiza. La gente del público era la que actuaba como mano inocente.

DIBUJOS ROCAMBOLESCOS

Así, en las diferentes eliminatorias, en apenas un minuto de tiempo, los combatientes (muchos de ellos ataviados como auténtico superhéroes) tuvieron que dibujar un león con un jersey de ocho que se olvida las llaves en casa, una berenjena robot con la habilidad de escuchar a los Chichos, una patata que apaga fuegos meando, un tirillas con un cuchillo con el superpoder de echar la siesta o un dinosaurio con una cebolla paseando un perro han sido los retos que tuvieron que afrontar para llegar a una final en la que se han enfrentado la ganadora del año pasado, Sara Jotabé, y Erin, una atrevida chica que a punto estuvo de arrrebatarle el cinturón, diseñado por Carlos Melgares, participantes también en la competición con escasa suerte a pesar de que contó con varias oportunidades, que acredita al campeón del combate de dibujantes.

La ganadora de la versión infantil, celebrada el sábado por la tarde en el CC El Caracol, de esta batalla, Manuela, a la que se le invitó también a participar en este torneo pero que fue eliminada en las rondas previas, fue la encargada de entregar el cinturón, que presidió el escenario durante toda la mañana, a la campeona que se lo volvió a llevar a casa.

Lo hizo en una mañana divertida dirigida desde el escenario por Xcar Malavida que se encargó de conducir un espectáculo que contó con colaboraciones diversas entre el público de gente que no se cortó en subir al cantar al propio escenario mientras los dibujantes demostraban sus dotes con el rotulador.

Y es que si algo destacó de esta tercera edición del Combate de dibujantes (espectáculo con el que se han cerrado todos los Zaracómics celebrados hasta la fecha) es la diversión (el lugar donde se celebró, por otro lado, era muy apropiado) ya que la propia gente no dudó en meterse de lleno en la propuesta de un vermú festivo con el que, además de todo, se pretende reivindicar la calidad y el buen momento por el que está atravesando el cómic de la comunidad.

En este ambiente, Sara Jotabé demostró ser la mejor o, por lo menos, la que mejor supo conectar con el público a través de sus dibujos. El año que viene tendrá la difícil tarea de volver a defender su título y buscar su tercero consecutivo. El Zaracómic goza de una excelente salud. ¡Y que dure!