La hora del cambio intenta restituir la comedia italiana de los 50 y 60. No es precisamente sutil la película. Casi toda la película funciona con secuencias de choque de humor grueso. El candidato progresista tampoco es un dechado de virtudes. La cinta pretende reírse de todos aunque le falta el tono corrosivo para que el poder político salte en mil pedazos y el conjunto no sea una comedia simplemente simpática. QUIM CASAS