En las relaciones personales Woody Allen "es encantador, considerado y, a su manera, sensible". En los rodajes "prácticamente nunca se enfada".. No dice mucho "ni cuando una toma sale bien ni cuando hace falta repetirla". No ensaya. "Se sienta al lado de la cámara y, simplemente, observa. A veces ni siquiera mira, baja la cabeza y escucha. Entonces dice ´maravilloso´ y pasa a la siguiente escena".

Todas estas pinceladas sobre la icónica figura son información privilegiada, detalles que comparten Jonathan Rhys Meyers y Scarlett Johansson, los dos actores que cumplieron un sueño al protagonizar Match Point y que, a cambio, han dado un gran trabajo.

En el caso de Rhys Meyers, el irlandés que protagonizó Velvet Goldmine y que se transformó en Elvis Presley para una serie, su alabada interpretación del personaje de Chris --un joven de origen humilde que entra en una familia rica en Londres-- fue relativamente fácil. "Soy muy ambicioso y muchos elementos de Chris existen en mí, por eso Woody me eligió. Incluso me dijo que llevaba el 80% del personaje dentro y que sólo tenía que rellenar los detalles", explica.

Lograr la perfecta adaptación en el rodaje también le resultó sencillo, pues a Rhys Meyers, como a Allen, no le convencen los ensayos: "Se adaptaba a la película y a mi propio método", dice este actor descubierto en una sala de billares. "A veces se intelectualiza todo en exceso. Simplemente te tienes que plantar ahí e interpretar honestamente. No es neurocirugía"..

Quizá todo rodó como la seda porque Rhys Meyers tiene claro quién es el dueño de una película. "El azul nunca discutió con Picasso o le preguntó porqué no le hacía amarillo --comenta--; el cuadro era el medio del pintor y la pintura era sólo la herramienta. Ocurre lo mismo con el director: el actor es sólo la herramienta y la película es el medio de un director, no de un escritor o de un intérprete".

Scarlett Johansson recibió el guión de Match Point una semana y media antes de que comenzara el rodaje y la oferta era todo o nada. "Me llegó con una nota encantadora de Woody --recuerda. Me decía: ´Si te interesa sube a bordo, si no ya pensaremos en cómo podemos colaborar en otro momento´". No hizo falta esperar y Johansson, que lleva viendo películas de Allen "desde que tenía 10 años", fue a Londres y dio vida al personaje de Nola. La joven aspirante a actriz sin éxito cuyo atractivo complica las relaciones en Match Point hasta un punto trágico tiene poco que ver con la Johansson de carne y hueso. "No sé qué haría si no pudiera actuar pero no tengo tiempo de pensarlo porque estoy muy ocupada mirando qué seleccionaré", dice con gran seguridad.

De momento, ya tiene uno rodado, y es la comedia que realizó, otra vez con Allen, este verano en Londres. Lo único que se aviene a detallar es cómo cambiaron las cosas cuando Allen volvió a su género clásico. "Quizá la comedia sea más difícil porque Woody espera algo de la comedia que no sabe si va a conseguir con el drama. Esa expectación hace las cosas más difíciles, supone un mayor reto ".

Aunque con dos colaboraciones está lejos de ser una mujer-Allen como Diane Keaton o Mia Farrow, Johansson está dispuesta a seguir trabajando con su amigo. "Quizá este harto de mí porque hemos pasado mucho tiempo juntos --ríe-- pero me encantaría". ¿Aun sin leer el guión? "Por supuesto".