No, no es algo pasajero: contra pronósticos agoreros, la burbuja de las series y, en general, los contenidos audiovisuales consumibles en casa o en movimiento se sigue hinchando e hinchando, sin que nada amenace con hacerla estallar. Marcas como Netflix y Amazon cuentan con dinero para despilfarrar y el público está pendiente de lo que quieran ofrecer, habituado ya a tener mucho entre lo que escoger, en el momento que quiera. Malcriado a conciencia.

Netflix quiere alcanzar este año los 1.000 títulos originales creados, adquiridos o distribuidos, según un reportaje publicado por la revista New York. Durante un tiempo, sus películas fueron algo ignoradas por los medios (a veces injustamente: recuperen Roxanne Roxanne o Cargo), pero su habilidosa recuperación del género de la comedia romántica y el estreno inminente de películas firmadas por grandes directores están cambiando esa percepción.

Por su parte, Amazon tiró a la papelera un puñado de dramedias de culto y, bajo la dirección de la nueva jefa Jennifer Salke, se ha lanzado en busca de blockbusters que puedan colarse en la conversación cultural. Seguramente lo logre El señor de los anillos, la serie más cara de la historia. Además, Amazon tiene un acuerdo de exclusividad con Jordan Peele (director de Déjame salir) y estrenará la adaptación de la novela con Pulitzer El ferrocarril subterráneo a cargo de Barry Jenkins, director de Moonlight. Su plataforma, Prime Video, dejará de ser una alternativa medio gris a Netflix o HBO para brillar con luz propia.

Hablando de HBO: en un mercado tan competitivo, también ellos se han visto obligados a reunir al gabinete de crisis y pensar nuevas estrategias. El ya cercano final de Juego de tronos se compensará con una precuela y hay que estar preparado. Su nuevo supervisor, John Stankey, quiere que la gente vea HBO cada día, no solo en su franja estelar de los domingos por la noche; lunes en nuestro caso. «Estáis compitiendo con dispositivos que la gente tiene a mano todo el tiempo y llaman su atención cada quince minutos», recordó a 150 empleados de la compañía en una reunión este verano.

Si la oferta parece, ahora mismo, abrumadora, esperen al ya cercano 2019, cuando Youtube estrenará la próxima película de Susan Sarandon y Apple presuntamente lanzará su propia plataforma de streaming de vídeo; en el catálogo deberían aparecer una nueva versión de Cuentos asombrosos, una serie escrita y dirigida por entero por Damien Chazelle (autor de La La Land) o la adaptación de la saga Fundación de Isaac Asimov.

También en el año 2019 debería llegar el servicio VOD de Disney, eso que hemos venido a llamar Disneyflix (aunque seguramente lleve otro nombre). Además del material de marcas del mastodonte como Pixar, Marvel y Lucasfilm, la nueva plataforma ofrecerá contenidos nuevos y propios como la película navideña Noelle, protagonizada por Anna Kendrick, o una serie en imagen real de La guerra de las galaxias supervisada por Jon Favreau, director de Iron man.