Aunque pasa inadvertido para los miles de visitantes de la Basílica de Pilar de Zaragoza, este templo, una de las joyas del barroco de España, es «el único edificio cristiano de occidente que presenta símbolos taoístas». Al menos así lo defiende el médico, artista e investigador José Chamorro (Zaragoza, 1952), quien se refiere a ciertos elementos que se repiten no solo en la parte ornamental del templo, uno de los santuarios marianos más importantes del mundo católico, sino también en su propia estructura arquitectónica, que relaciona «sin duda» con el taoísmo chino.

Así, alude por ejemplo a las seis líneas alternativamente continuas y discontinuas que aparecen labradas en relieve en los cimborrios de las ocho cúpulas de las naves laterales del templo y que vincula con el hexagrama Wei-chi, del antiguo tratado chino de cosmología tradicional I Ching o Libro de las mutaciones. Estos hexagramas, según explica, tienen una base matemática binaria (1-0) y representan los pares de opuestos-complementarios: ser-nada, yang-yin, masculino-femenino o luz-sombra.

Referencias constantes

Si transformamos los (0-1) de este hexagrama al sistema decimal aparece el 42, un número que, según Chamorro, representa también un simbolismo análogo entre la antigua tradición china y la católica. En los elementos ornamentales de la basílica, las referencias simbólicas a estos números son una constante, advierte.

Tras detectar estas similitudes, el investigador fue más allá y llegó a la conclusión de que «todos» los elementos arquitectónicos del Pilar se rigen también por el mismo sistema, que implica una serie numérica que comienza por el 2 elevado a la n potencia, empezando por el cero. Y así encontramos el 1, 2, 4, 8, 16, 32 y 64.

Según apunta, se construyeron 1 cúpula central, 2 cúpulas elípticas laterales, 4 torres, 8 cupulillas con cimborrios octogonales, en los que figuran 64 veces repetido el hexagrama Wei-chi. Además, en la Santa Capilla de la Virgen del Pilar se erigen 16 puertas y 32 esculturas. Y aunque desde el punto de vista documental «no se pueda confirmar ni desmentir» esta teoría, «desde el punto de vista simbólico es difícil considerar que sea pura casualidad», defiende convencido.

Chamorro explica que este sistema taoísta llegó a Zaragoza a través del Libro de las mutaciones, que fue traducido por los jesuitas que estaban de misiones en China, allá por mediados del siglo XVII, justo cuando se empezó a construir la basílica.

Además, el primer historiador que mencionó los símbolos binarios, según asegura, fue un español llamado Juan Caramuel de Lobkowitz (1606-1682), quien ejerció influencia en la orden de los Jesuitas, particularmente en P.J. Jacobo Kressa, un catedrático de Matemáticas que en 1696 hizo la peritación de las obras de la Basílica. Chamorro se percató de esto mientras estudiaba medicina china, al observar las similitudes entre los símbolos de esta disciplina y los del Pilar.

Por otro lado, Chamorro ha llegado a otra conclusión: el Pilar presenta coincidencias con el templo de Artemisa, de Éfeso, una de las maravillas del mundo. Después de que a Santiago Apóstol se le apareciera la Virgen en Zaragoza en los años 40, este fue a Éfeso, donde se había destruido el templo de Artemisa.