«Sed vosotros mismos, adaptaros a lo que otra gente quiere de vosotros puede ser mejor a corto plazo, pero a largo plazo saldréis perdiendo». Con este peculiar consejo recibió ayer en la sala Luis Gálvez del Auditorio de Zaragoza el virtuoso pianista ruso Arcadi Volodos a los alumnos del Conservatorio Superior, que acudieron a la cita organizada por el gerente de la sala, Miguel Ángel Tapia, con el objetivo de poder escuchar y aprender de la experiencia de este maestro de la cuerda percutida antes de su actuación, el próximo martes 24 de octubre, como parte del XX Ciclo de Grandes Solistas Pilar Bayona.

Con una timidez nada propia de una fama como la que le precede, Volodos se sentó inadvertidamente delante del piano para posar para las primeras fotos. «La gente con talento suele ser tímida por naturaleza, por el contrario aquellos que no lo poseen suelen aparecer por todas partes» indicó a posteriori el pianista. Una timidez y un talento que pareció arraigar entre los estudiantes del conservatorio, a los que Tapia animó y retó a salir al escenario a tocar una pequeña pieza antes que el maestro ruso. «Nosotros también somos muy tímidos» indicó una de las profesoras en representación de los alumnos, que no se atrevieron a posar sus dedos sobre las teclas del piano ante la certeza absoluta de un agravio comparativo tras el ejercicio de Volodos.

«Hace años hablaba con el maestro ruso Dimitri Bashkirov que me decía que tenía un alumno excepcional que ya no se que inventarse para poder enseñarle» comentaba ayer Tapia refiriéndose a Volodos, con quien mantiene contacto desde hace años. «La primera vez que estuvo en Zaragoza Miguel Ángel me llevó por muchos bares, me llamó la atención que todos le conocían en aquellos lugares» contestó el ruso, que admitió agradecer la buena compañía en sus giras internacionales. «Ser artista es una profesión de contrastes, en un momento puedes estar firmando autógrafos y haciéndote fotos con cientos de personas y diez minutos después estar en tu habitación de hotel, completamente solo en una ciudad en la que no conoces a nadie» confesó el pianista, que admitió haberse sentido «muy solo» durante sus primeras giras en solitario.

DETRACTOR DEL MáRKETING// Unas giras que ya poco tienen que ver con sus inicios, esos duros comienzos en los que el virtuoso ruso tuvo que renegar de la música de corte más comercial. «Al principio los agentes se empeñaban en que tocase piezas con mucho efecto, muy rápidas y muy brillantes; durante mi debut no me dejaron tocar la pieza que yo quería, tuve que pasar por aquello para darme cuenta de que no quería hacer márketing, que lo que de verdad me interesaba era la personalidad artística» indicó Volodos, que presentó ayer su programa para el 24 de octubre, por el que dijo sentir «pura pasión». Una primera parte que enlaza el Opus 2 de Schumann con el Opus 76 de Brahms, dos piezas que según Volodos «guardan una relación muy fuerte, ya que la segunda está inspirada profundamente en la obra de Schumann», para rematar con una segunda parte que presenta durante 40 minutos la Sonata nº20 de Schubert.

Y es que Volodos no parece cansarse de sus giras, ya que según él «el público aporta algo en los recitales que es muy complicado de conseguir en la sala de grabación». «Cuando me siento delante del piano no estoy simplemente tocando, esa es mi vida, vivir viajando y tocando» indicó el pianista, que afirmó que «a pesar de que en mi casa pueda interpretar piezas de muchos autores, para llevar al concierto una de esas piezas me tiene que decir algo, tiene que ser un misterio cómo vaya a quedar en el escenario». Asimismo, el pianista adelantó que su próximos proyectos serán las últimas dos sonatas de Schubert y las obras de músicos rusos, de quienes hasta ahora ha evitado interpretar piezas.

Clara Aparicio, estudiante de primer año del Conservatorio, fue una de las muchas alumnas que acudió ayer a la cita con Volodos, un artista, del que han estudiado y escuchado en abundancia. «Nos habían hablado mucho de Arcadi y habíamos escuchado muchas obras suyas en el Conservatorio» explicó Aparicio, que quedó fascinada con la breve interpretación que Volodos realizó sobre una de las piezas de Rachmáninov al finalizar el encuentro. «Tengo muchas ganas del ir al concierto, lo de hoy ha estado genial, pero quiero escuchar algo más que cinco minutos, me encanta la forma que tiene de tocar la intensidad piano, la sonoridad que consigue con esas notas tan suaves es increíble» indicó la estudiante.