En un momento en el que se construyen muros y se siembra el odio, el teatro abre sus puertas y lo hace a los buenos actores, a las buenas historias y también a los espectadores, porque en las artes escénicas caben todos; incluso los políticos de turno. Y es que el mundo del teatro -los que se suben al escenario y los que están detrás- reivindican cada día su trabajo, pero lo hacen con buen humor. Ayer convirtieron el escenario en casi una cumbre mundial, en la que no faltaron, Trump (Alfonso Palomares), Putin (Luis Rabanaque), Marine Le Pen (Yolanda Blanco), Abu Bak Al Bagdadi (califa del Estado Islámico; José Luis Estaban), Kim Jong Un (David Ardid) e incluso un peculiar Rajoy, aunque este, de pasada, como siempre, y sin aportar nada, hasta el final, que se animó a cantar.

El Teatro de las Esquinas acogió ayer la IX Gala del Teatro que organiza Ares, donde además de los premios (la parte seria) hubo tiempo para la carcajada de los quinientos espectadores que asistieron, entre ellos, el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve o el director general de Cultura del Gobierno de Aragón, Nacho Escuín; y sobre todo, gente de la escena...

El circo Raluy recogió el premio Aragoneses por el mundo de manos de Escuín; Elia Lozano, el de Excelencia artística, de María López, presidenta de Ares, y el alcalde de Zaragoza; Fernando Rivarés, concejal de Cultura le entregó el premio Revelación a Nueve de nueve, por La extinta poética. Esteban Villarrocha, un hombre dedicado a la Renovación pedagógica le dio el de Artes Escénicas y Pedagogía a ITHEC, por talleres municipales de Teatro de Huesca, que recogió su coordinador, Julio Artero, que lo dedicó a los más de 500 alumnos que pasan cada año (y ya van 26) por los talleres y que son los «que después llenan el teatro». El premio Escenografía recayó en Eduardo Pérez, tramoyista, quien pidió que en el futuro, la gala «pueda celebrarse en el Teatro Fleta»; el del Trabajo, en un Luis Pardos muy emocionado, quien reivindicó las variedades y la revista porque «también es cultura y crea trabajo».

El Honorífico lo recogió la «gran dama de la escena aragonesa», que «mantiene su curiosidad y tiene mucho que enseñar» pese a que «todavía le pueden las ganas de aprender». Esa es María José Moreno, quien emocionada, quiso compartir el premio («Honorífico viene de obsequio que se da a alguien», dijo) con todos los que han compartido «alegrías, tristezas, dudas y nervios» a lo largo de su carrera. Y, cosas de la edad, ahora puede dedicarse «esas líneas de papel que llevan a los personajes».

Los políticos internacionales aportaron la ironía. Trump le pidió gomina al alcalde antes de seguir con su muro; Marine Le Pen dijo querer mucho a los «petit africans» pero siempre que «no paseis la frontera»; y Putin quiso reivindicar la guerra y los destrozos «igual que aquí dinamitais los teatros».

La música la puso Paco Paricio, el baile Elio Lozano y la compañía de Luis Pardos; y la magia, Civi Civiac, que incluso logró hacer desaparecer a Trump, pero solo por unos minutos.

REIVINDICACIÓN

La presidenta de Ares, en su discurso, reivindicó su actividad, la de «crear espectáculos». En estos momentos, la Asociación la forman ocho compañías y dos salas y el año apsado estrenaron nueve obras y realizaron más de 1.400 funciones. Durante su alocución recordó un día de bolo, con la preparación del escenario, el viaje y «la emoción de los actores y del público», que en muchas ocasiones se encuentran.

Recordó también a esos ciudadanos que un día «decidieron vivir del riesgo» dedicandose al teatro para «huir de las oficinas» y que luego tuvieron que convertirse en empresas. Por eso, reividicó que el trabajo «hay que pagarlo» como se pagan todos, con un sueldo digno.

López Insausti quiso brindar por mayores presupuestos, por potenciar el valor educativo, porque se cree la ley de Mecenazgo, por el Estatuto del Artista y por que -«esta parte del discurso he tenido que cambiarla», reconoció-, por fin, «mañana (por hoy) bajarán el IVA Cultural», aunque sobre todo, la presidenta de Ares brindó «por cada espectador», ese que se emociona con cada función de teatro.