A Natalia Menéndez le interesaba hablar del «trato», del «maltrato y del buen trato». Y lo ha hecho a través de Tebas land, una «tragedia inquietante» escrita por Sergio Blanco y dirigida por Menéndez, que hoy (20.30), mañana (20.30) y el domingo (18.30) se pone en escena en el Teatro del Mercado.

Tebas land tiene como punto de partida un parricidio, pero también habla de «creación». Es un texto «curativo», «una tragedia de inicio que camina hacia la luz», según su directora; que incluso reconoció que «me ha ayudado a entender mejor mi vida» y a comprender que hay personas que merecen una «segunda oportunidad».

Natalia Menéndez dirige pero protagonizan Pablo Espinosa, un rostro conocido en televisión pero debutante en el teatro; y un veterano, Israel Elejalde; aunque la directora dio también gran importancia a la parte visual, que es el «cuarto o quinto personaje», ya que el vídeo va tomando protagonismo en esta función que trata «de la verdad, la ficción, la copia, la verdad o de cómo mirar». Para Elejalde, esta obra tiene «una carpintería teatral perfecta» porque «toca temas de una manera sencilla; y al mismo tiempo que reflexiona sobre el parricidio y la creación teatral, también lo hace sobre la necesidad de encontrarse con el otro, con el diferente; abandonar los prejuicios y encotrar lo que tenemos en común»

Elejalde reconoció que su personaje es «difícil de explicar» ya que juega con el espacio y el tiempo y ninguno de los dos son «lineales». Interpreta a un dramaturgo que quiere contar la historia de un parricido de forma «performática». Por eso va a la cárcel y conoce a Martín. En un principio quiere que él cuente su historia, pero no se lo permiten, así que busca un actor. Ahí comienza la doble historia «ya que es un escritor pero al mismo tiempo prepara un espectáculo en directo» y, aunque «parece difícil, lo hace de forma sencilla». Pablo Espinosa es Martín Santos, «su producto», dice en referencia a Elejalde; ya que se desdobla; por un lado interpreta al parricida y, por otro, al actor, «dos personajes muy diferentes».

Natalia Menéndez e Israel Elejalde ya habían trabajado juntos, pero en el caso de Espinosa es su debut en el teatro. La directora explicó que buscaban alguien que «no actuara, no fuera declamatorio si no que viviera todos los estados vitales. Quería que tuviera misterio dentro de sí mismo, porque necesito que un actor que me sorprenda y con él había un componente emocional fuera de lo común». Buscaba «alguien que me diera miedo y al mismo tiempo una inmensa ternura» y ahí estaba Espinosa, quien reconoció que este papel es «un reto» y que cuando recibió la propuesta «me intimidó, porque sabía que lo quería hacer pero no el resultado, no sabía si iba a estar a la altura y me daba miedito».

Por su parte, Elejalde señaló que para él era interesante trabajar con un actor joven, a quien «dar el testigo, como también hicieron conmigo».