Ariadna Rubio y Jano Fernández se conocieron en 2011 en el Colegio Mayor Santa Isabel de Zaragoza. Ella venía de Tarazona a estudiar Diseño Industrial y había estudiado flauta travesera en el conservatorio, él desde Santander para cursar Veterinaria y «aporreaba la guitarra». Comenzaron a tocar juntos como divertimento y por petición de sus amigos. «No tratábamos de componer nada, simplemente interpretábamos lo que nos salía». Siete años después todavía no pueden creerse hasta donde han llegado. Bajo el nombre de TéCanela, este dúo rumbero ha tocado en el metro de Barcelona, ha recorrido Sudamérica sobreviviendo solo con su música, ha sacado adelante una campaña de crowdfunding, ha grabado un disco, un videoclip, y hoy en la sala Viva la Vida de Zaragoza se disponen a cerrar una etapa, cantando y tocando frente a los mismos inconformistas que les vieron por primera vez «chapurrear y tocar la guitarra con el dedo gordo».

Quiso el destino que esta pareja de artistas coincidiesen en Barcelona tras finalizar sus respectivas carreras durante reencuentros con el resto de sus amigos. Fueron estos últimos los responsables de sacarles de su zona de confort, incitándoles a que diesen conciertos en los bares de la ciudad y a que compusiesen canciones nuevas. «Estaban hartos de escuchar las mismas tres canciones» comenta Rubio.

Y después de incontables bolos y conciertos improvisados en el metro de Barcelona, este dúo todavía no consolidado se embarcó en la aventura que les definiría como lo que son hoy en día. «Ahorramos un poquito y nos fuimos de mochileros por Sudamérica» explica Fernández. En total, casi cinco meses por Uruguay, Argentina y Bolivia en los cuales TéCanela sobrevivió gracias al dinero recaudado con sus espectáculos de música callejera. «Después de aquello se nos abrieron los ojos a nuevas formas de vida, habíamos estado sobreviviendo día a día en Sudamérica con nuestra música. ¿Por qué no podíamos volver a España ganarnos la vida semana a semana?» explica Jano.

Aquel viaje les cambió profundamente. «Nunca nos habíamos puesto un objetivo a largo plazo, y entonces nos planteamos recopilar nuestros temas en un disco» explica Fernández. El resultado de aquella inquietud fue una campaña de crowfunding con la que el dúo esperaba recaudar a lo largo de 40 días los 6.500 euros necesarios para producir las primeras mil copias de aquel recopilatorio, pero las cifras fueron más allá y el proyecto adquirió nuevas proporciones. Tan solo dos días después del lanzamiento de la campaña la cifra ya estaba alcanzada, y al término del plazo el dúo acumulaba casi 13.000 euros en su perfil de Verkami.

NOMBRES GRECORROMANOS

Así nació Las dos caras del hilo, un nombre derivado de los orígenes etimológicos grecorromanos de Ariadna, nombre de la mitológica hija del Rey Minos, quien entregó a Teseo el famoso hilo para salir con vida del laberinto del Minotauro; y Jano, dios romano de las dos caras. Un álbum que incluyó temas como La Rumba del tartamudo, tema que realizaron en colaboración con el músico andaluz Tomasito y que fue elegido por la Federación Española de Tratamudos como su himno. Pero Ariadna y Jano no se quedaron allí, pues con el dinero de más obtenido en la campaña decidieron poner la guinda al pastel de su proyecto con Ratón de alcantarilla, un videoclip que el dúo grabó en Teruel con sus amigos y que sirvió de pistoletazo de salida a la publicación del disco el pasado 15 de diciembre.

Hoy prometen poner la sala Viva la Vida patas arriba con su humor y su buen rollo. «En Zaragoza vive la gente que estuvo en nuestros inicios, y ese reencuentro nos va a dar una energía especial» explica Rubio.