«No existen las verdades absolutas pero en mis novelas lo que sí puedo asegurar es que no hay ninguna mentira sobre Cuba y sobre cómo se ha vivido». El que lo dice es Leonardo Padura, quien a pesar de su doble nacionalidad nunca ha querido abandonar La Habana, y que ayer recibió el premio Aragón negro de Honor en una gala celebrada en el Teatro Principal en la que también se reconoció con el galardón El mejor de los nuestros a Francisco Pérez Abellán y a David Llorente como ganador del Hammett por su novela Madrid: frontera.

Leonardo Padura, que recibió el premio de manos de la consejera de Cultura del Gobierno de Aragón, Mayte Pérez, explicó que le «encantaría» vivir en España donde se siente «como en casa» pero que su casa está en La Habana: «Vivo en la misma casa en la que nací que construyó mi padre en 1954 y es que los novelistas no pertenecen a un país sino a una ciudad». Buena prueba de ellos son sus novelas y, de hecho, la última, La transparencia del tiempo (Tusquets), que acaba de publicar, es «la historia de la Cuba contemporánea porque soy un testigo de una época de Cuba muy peculiar y, desde mi escritura, tengo una responsabilidad con la sociedad. No soy militante político de nada pero sí tengo una responsabilidad civil que cumplo desde la literatura», aseveró con rotundidad.

«UN GRAN HONOR PARA MÍ»

En una gala, amenizada musicalmente por Santiago Álvarez que interpretó Thunder road (de Bruce Springsteen) y Celluloid heroes (de los Kinks), también hubo un lugar para que Francisco Pérez Abellán adquiriera protagonismo al recibir el premio El mejor de los nuestros (entregado por el consejero de Turismo del Gobierno de Aragón, José Luis Soro). «Es un día muy feliz y un gran honor para mí que me reconozcan en esta tierra tan querida que me he pateado siempre con la premisa de contar lo que yo he llegado a saber de cosas de las que pensaba que se podía saber toda la verdad», explicó Pérez Abellán que todavía fue más allá: «Cualquier crimen tiene solución y no existen los crímenes comunes, todos son políticos que se cometen por las medidas tomadas o las que no se han tomado», afirmó el criminólogo antes de lanzar un reto a los asistentes a la gala: «Todos llevamos dentro siempre un detective así que interesaos por conocer la verdad porque os hará felices».

El tercer reconocimiento de la noche fue el de David Llorente (al que entregó su galardón el consejero de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza, Fernando Rivarés) por ser el último ganador del Hammett. Llorente señaló que al visitar el museo Pablo Gargallo ayer mismo por la mañana y «descubrir cómo creaba con los huecos», pensó «por qué no hacer eso con la literatura, es decir hacer lo contrario de lo que parece». Y es que si algo caracterizan las novelas de David Llorente es precisamente el romper las fronteras del género y su búsqueda de la innovación.

Teresa Perales fue la elegida este año para leer el manifiesto solidario que todos los años se pronuncia en el Aragón Negro y que esta año estuvo dedicado a la integración. En él se recordó, entre otras cosas, la crisis humanitaria de los refugiados así como que el 9% de la población aragonesa tiene algún tipo de discapacidad. «Contra el desprecio, sensibilidad», clamó Perales desde el escenario.