En 1978, durante una de las campañas de investigación e inventario sobre el arte románico en la comarca de la Ribagorza, se encontró el tejido conocido como tiraz o estandarte de Colls, una obra única de extraordinario interés que se conserva en el Museo de Huesca. Bajo el ara del altar de una pequeña iglesia románica del siglo XIII, próxima al núcleo poblacional abandonado de Colls, se halló un amasijo de trapos que envolvían una teca o lipsanoteca de madera hecha con ensamblajes muy sencillos; uno de los trapos era un lienzo blanco que cubría, a su vez, un tejido de color verde con una franja ornamentada y caracteres arábigos. En el interior de la teca una tela de lino blanco acogía las reliquias: numerosos huesecillos, algunas piedras y cristales.

La descripción pormenorizada de la obra la realizó Cristina Partearroyo en el catálogo del proyecto Signos. Arte y Cultura en el Alto Aragón Medieval (organizado por el Gobierno de Aragón y la Diputación de Huesca, en 1993). De autor anónimo, el tejido datado en el siglo XI, durante el periodo califal tardío, está realizado en seda y oro entorchado, tafetán y punto de tapiz; queda pendiente saber si se trata de un tiraz o de un estandarte. El término tiraz designa al taller musulmán donde se confeccionaban los tejidos de lujo, y también a este tipo de tejidos, en los que solía imprimirse la firma del taller, la fecha y el nombre del gobernante para un mayor control de la producción ya que era un símbolo de soberanía del califa, el único que decidía a quien distinguir con el honor de vestir estas telas lujosas. La técnica del tiraz de Colls es igual que la del almaizar, velo o turbante, del califa Hisham II que se conserva en la Real Academia de Historia de Madrid, pero al ser la seda de fondo más tupida y la decoración idéntica por anverso y reverso, bien podría tratarse de un estandarte. Además, se sabe que en la España musulmana existió la tradición de hacer banderas con técnica de tapicería.

Tiraz o estandarte, el tejido de Colls, ha analizado Cristina Partearroyo entre otros especialistas, es un tejido liso con ligamento de tafetán y la decoración, realizada con técnica de tapiz, está organizada en tres franjas horizontales. La central presenta cuatro rombos completos y en el quinto, incompleto, aparece la figura de un pavón; el resto de los rombos albergan una flor de cuatro pétalos rodeada de otros rombos más pequeños, palmetas estilizadas y lo que parecen gemas. En los intersticios, pequeños medallones con unas crucecitas que son la marca que distingue a los tejidos hispano-musulmanes elaborados entre los siglos XII y XIV. La franja central está bordeada por dos pequeñas cenefas que separan las inscripciones de las bandas superior e inferior, bordadas en caracteres cúficos de color blanco que han sido previamente recortados y cosidos al tejido en el que, a su vez, se recortaron los huecos para insertarlas: «En el nombre de Dios, el Clemente y... (el Misericordioso)», texto de la Basmala, según la traducción de Muhammad Yusuf.

Desde la toma de Osca por los musulmanes en el año 718, hasta la reconquista de Fraga en 1149, el Alto Aragón vivió un periodo de notable crecimiento en todos los ámbitos. Waska fue la capital administrativa. El hallazgo del tejido en Colls enriquece el patrimonio textil de la España musulmana correspondiente a la época de Hisham II (965-1013), tercer califa omeya de Córdoba.