El toro Secretario, de la ganadería aragonesa de Los Maños, resultó ganador de la corrida concurso que cerró ayer el primer tramo del abono zaragozano en el coso de La Misericordia.

Con tal honor, consagra definitivamente un hierro que la pasada feria del Pilar consiguió el hito histórico del indulto del novillo Quejoso por el novillero Varea. Si en este mundo loco del toreo hubiera fundamento, la de ayer habrá sido noche de gran tráfico telefónico entre taurinos.

Porque el cuatreño, recortadito de formas pero encornado generosamente hacia el cielo de los bravos, acopió un sinfín de virtudes: tuvo ya desde salida una viveza y alegría superior en su galope; una prontitud inusitada, rectitud en la embestida --franca aunque no por ello chochona o aborregada-- y fue al caballo con actitud declarada de embestir llegando al momento postrero de la lidia con la boca cerrada.

FORTES, DISPUESTO Ante sí tuvo un torero, Saúl Jiménez Fortes, tremendamente entregado, que lo meció muy templado con el capote, pero a veces se vio desbordado y lento de reflejos a la hora de determinar los terrenos y el ritmo de la faena. Así, no terminó de decidir si le daba las afueras como pedía el toro o se cerraba más hacia los medios.

Esos interludios restaron continuidad a un trasteo basculante entre las series por el pitón derecho (las más) y las escasas fases de toreo al natural. De tal guisa, tras un pinchazo y media estocada tan solo fue capaz de dar una vuelta al ruedo y... de aquellas.

Por mala fortuna no será, porque el malagueño se llevó el lote de la tarde. En primer lugar sorteó el que resultó ser un magnífico ejemplar de Alcurrucén a pesar de su matador.

Toro serio y voluminoso por fuera aunque bien hecho, las fuerzas justas y las embestidas incontables y de extraordinaria calidad.

Lo había apuntado en un ceñídisimo quite por chicuelinas, una suerte que en Fortes hay que ver con el desfribilador al lado. Pero el torero se calcó. Turisteó sin descanso una faena itinerante que fue premiada ¿? con un despojo a pesar de la estocada contraria y los dos descabellos. O sea, palco benedictino.

En el lado opuesto, Pepe Moral fue incapaz de hilvanar trazos de mérito ante un Parladé con gran fondo de calidad pero muy escasas fuerzas y ante otro zambombo muy protestado por flojo de Joselito. Apenas se pudo entrever la gran calidad de su toreo delicado y cabal. Una lástima.

Desdibujado Serafín Marín ante sus muchos seguidores catalanes con el huidizo de Partido de Resina y espeso de ideas con el sobrero de Luis Algarra.

LOS PREMIOS El catalán se llevó la pedrea al ser designado como mejor lidiador de la tarde y el picador Antonio Muñoz fue designado como el mejor de entre su compañeros tras el tercio de varas del tercer toro.