Las representaciones cinematográficas de los viajes ácidos realizadas en Estados Unidos y en Europa son tan distintas como la música psicodélica norteamericana y la británica, de White Rabit de Jefferson Airplane a Lucifer Sam de Pink Floyd. Nicolas Roeg y Donald Cammell filmaron con precisión quirúrgica las reacciones de un viaje de dietilamida de ácido lisérgico en Performance (1970), un filme misterioso sobre el desdoblamiento de personalidad y el swinging London en el que Mick Jagger se interpretaba un poco a sí mismo.

Bien diferente había sido la representación en imágenes del LSD en The trip (1967), serie B experimental dirigida por Roger Corman, escrita por Jack Nicholson, protagonizada por Peter Fonda y con banda sonora del grupo Electric Flag con el seudónimo de American Music Band: todos los argumentos visuales más repetidos al filmar un «viaje» (planos deformados, grandes angulares, ojos de pez, imágenes desdobladas, colores distorsionados) aparecen aquí. Corman decidió probar un tripi unos días antes de comenzar el rodaje para experimentar sus efectos. Stanley Kubrick prefirió no probarlo cuando estaba ideando el viaje más allá de Júpiter de 2001: Una odisea del espacio (1968), quizá la mejor experiencia lisérgica en una pantalla (los universitarios estadounidenses de la época ingerían un ácido para que el efecto brotara cuando empezaba el viaje sideral).

Experiencias propias

Dos retoños de Corman, Dennis Hopper y Peter Fonda, filmaron la experiencia ácida en pleno Mardi Gras en Easy Rider. Buscando mi destino (1969). Puesto de ácido va también uno de los soldados en la secuencia final de Apocalypse Now (1979) de Francis Ford Coppola: LSD y la guerra de Vietnam, inseparables. Hopper filmó la fiesta ácida. Coppola visualizó un descenso a los infiernos.

La locura mostrada por Milos Forman en Alguien voló sobre el nido del cuco (1975) surge de las experiencias vividas por el autor de la novela en que se basa el filme, Ken Kesey, quien a finales de los 50 se prestó voluntario en los experimentos con substancias psicotrópicas organizadas por el Gobierno estadounidense.

Los protagonistas de Miedo y asco en Las Vegas (1998), adaptación de la novela de Hunter S. Thompson a cargo de Terry Gilliam, viajan por el desierto de Las Vegas con el maletero del coche repleto de ácidos, mescalina y marihuana, y la puesta en escena caótica del filme parece un mal viaje.

Cerremos con otro director británico, Ken Russell, aunque con una película rodada en Estados Unidos, Un viaje alucinante al fondo de la mente (1980): su protagonista es un científico que con la ayuda de sustancias alucinógenas decide probar la existencia de otros estados de conciencia. El desmesurado Russell siempre fue un cineasta bastante lisérgico.