De nada han servido las llamadas de atención de las gentes de Villanueva de Gállego, ni las denuncias de la Asociación de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés (Apudepa). La casa natal del insigne pintor Francisco Pradilla ya no existe y, desde ayer, el espacio en el que se levantaba es un solar. Lo peor de todo es que la DGA pidió ayer mismo la paralización del derribo y había avisado al Ayuntamiento de la localidad de que hoy viernes enviaría a un técnico del departamento de Patrimonio para ver la casa y estudiar su posible catalogación.

Una medida que ha llegado tarde y que obedecía a la petición de catalogación del inmueble realizada por Apudepa el pasado jueves, que iba acompañada del recordatorio del deber del Director General de Patrimonio Cultural de paralizar el derribo por el plazo de dos meses según lo dispuesto por el artículo 17 de la Ley de Patrimonio Cultural.

TARDANZA Apudepa señala que la dirección general de Patrimonio "no ha actuado en toda una semana" por lo que la considera causante de la tardanza y "cómplice de este atentado cultural", por lo que solicita la dimisión del director general de Patrimonio, Javier Callizo, además de anunciar que estudiará "las medidas oportunas para pedir todas las responsabilidades políticas, o de otro tipo, que pudieran corresponder".

En este sentido, desde la DGA confirmaron ayer que el escrito llegó a sus manos el pasado martes, "momento en el que dijimos al alcalde de Villanueva que el viernes iría un técnico", de ahí que, al conocer ayer que las máquinas ya habían realizado los trabajos de demolición mostraron su contrariedad, aunque no explicaron cuáles podrían ser los pasos a seguir ahora.

Por su parte, el alcalde de Villanueva, Jesús Gayán, volvió a justificar la demolición de la casa natal de Francisco Pradilla, "por motivos de seguridad, ya que se hallaba en estado de ruina y en inminente peligro de hundimiento". Gayán subrayó ayer que el consistorio hubiera deseado rehabilitar la casa y convertirla en un museo, pero que la mala situación de las arcas municipales le impedía llevar a cabo ese tipo de operaciones. "Para empezar, se trata de un edificio de dos propietarios privados que ni siquiera está catalogado ni clasificado, pese a que en el 2005 se modificó el Plan General de Ordenación Urbana", aseguró Gayán, que indicó que desde la muerte de Pradilla en 1921 "nadie ha hecho nada por preservar el edificio: ni concejales, ni alcaldes, ni Apudepa". "Con una deuda de cinco millones de euros, Villanueva no puede hacerse cargo del inmueble", dijo el regidor, que precisó que en el solar "no se va a construir nada, solo es por seguridad".

En Villanueva, ciudadanos como Carlos Urzainqui, quien ha escrito la historia de la localidad, lamentaban el derribo "de lo que era un símbolo para el pueblo", así como el hecho de que no hubiese llegado a convertirse en un centro cultural donde se recordase al pintor.