Biólogo y fotógrafo comprometido con el medio ambiente, el norteamericano Barry Lopez es uno de los autores de viajes más respetados en el ámbito anglosajón, pero sobre todo es un narrador profundo. Entre todos los paisajes posibles tiene una especial querencia por los desiertos. Y el Ártico, que exploró durante cinco años, es un concentrado helado de la dureza y la belleza esquiva de esas tierras. Lo dice el también viajero Robert Macfarlaneen el prólogo: «Su prosa (sacerdotal, intensa, dotada de elegancia) porta la callada insitencia del sermón, impulsada por el convencimiento de que es posible vivir sabiamente sobre la tierra y vivir bien». Sueños árticos se publicó originalmente hace 30 años y desde entonces muchos que los peligros de los que habla Lopez no han hecho más que agudizarse tras convertido el Ártico en el nuevo reservorio de energia mundial mientras las industrias se aprestan a perforar en su suelo y el hielo se derrite. Para Lopez celebrar esas tierras todavía heladas es un ejercicio supremo de moralidad. Encontrar tantos matices en el blanco sobre blanco del paisaje tiene su miga.