Vivimos en un mundo en constante cambio en el que las nuevas tecnologías han pasado de ser herramientas opcionales a parte indispensable de nuestra vida. El mundo virtual se entremezcla con el real y la forma en la que nos comunicamos no se parece nada a como lo hacíamos apenas hace una década. Javier Hernández es el decano de la facultad de comunicación de la Universidad San Jorge y se ha encargado de coordinar el libro La metafísica de internet, en el que varios expertos exponen su visión sobre la nueva cultura digital

-El título resulta muy sugerente. ¿Qué esconde?

-El título se lo inventó el otro coordinador, Carlos Obando, que es sudamericano y tiene mucha imaginación (ríe). En realidad el título no tiene relación directa con lo que trata el libro, que sería más bien un glosario de cultura digital. Pero al final decidimos hacer caso a Obando y nos decidimos por la poesía y el realismo mágico.

-¿Cómo ha cambiado la digitalización la relación entre los creadores y los consumidores de cultura?

-Internet ha creado una cultura digital participativa y eso tiene un nuevo estatus y una nueva manera de afrontar la relación entre la comunicación y la distribución de los contenidos. Eso ya es ineludible.

-Pero no todo el mundo se ha adaptado por igual.

-No. Hay gente que se ha adaptado más o menos, aunque no sean nativos digitales, gente que se resiste y los millennials, que han asumido con toda normalidad esto. Es un cambio tecnológico que, obviamente, marca cambios en la manera de comunicarnos entre nosotros y en la forma de desarrollar nuestras interrelaciones y eso tiene sus ventajas y sus inconvenientes, como lo tuvo la televisión, la radio o la imprenta.

-¿Condiciona tanto el medio de transmisión la información transmitida, como decía McLuhan?

-Sí. Estamos en una época en la que las cosas se cuentan de una manera muy distinta a como se contaban antes, y eso en el periodismo se hace muy evidente. Cada vez más, las redes sociales, a los que podríamos denominar el quinto poder, tienen un predominio más claro junto a otros medios en los que se manifiesta la cultura digital, como los blogs. En los 90 ya se produjo el llamado giro narrativo por el cual el periodismo se basa cada vez más en contar historias y menos en información. Está habiendo una reconfiguración de donde situamos a la autoridad y a quién otorgamos credibilidad.

-¿Qué papel juegan los periodistas en la era de la posverdad?

-Los periodistas tienen que ser conscientes de que son simples contadores de historias, porque los lectores ya no dan autoridad a casi nadie. Se identifican con aquellas historias que están en relación con lo que a ellos les interesa oír. Aunque esto ha pasado siempre, porque la gente siempre ha leído los periódicos de la línea que les interesa. La objetividad periodística no existe y la gente ahora es consciente de ello. Siempre hay un relato y siempre hay posicionamiento por parte del periodista. De lo que se trata es de ser riguroso en el proceso de conseguir la información, pero sin la ingenuidad de creer que estamos contando la verdad absoluta.

-¿Logrará internet acercar a la cultura a los ‘millennials’?

-Sí, simplemente internet es una nueva manera de canalizar la información. Un millennial no es más tonto que un tipo que solo lee libros, lo que pasa es que tiene otras formas de acceder a la información. Simplemente cambia la tecnología y la cultura asociada a estas innovaciones. En cada uno de los periodos de la historia siempre ha habido gente tonta, muy tonta, lista, muy lista y excelente. Por tanto decir que los jóvenes de hoy son tontos porque no leen me parece ridículo. Cualquier tiempo pasado fue anterior, sin más.

-Parece que en España vamos muy por detrás en cuanto a inversión en este tipo de tecnologías.

-Vamos por detrás porque hasta que no veamos que esto es un negocio clarísimo no vamos a salir del bucle. El Whashington Post ya ha demostrado que invertir en medios digitales y apostar por las tecnologías avanzadas es rentable y ventajoso, pero a veces no vemos más allá de nuestras narices y nos da pereza.

-¿Se seguirán publicando trabajos parecidos a este?

-Sí, este es el primer libro de una línea de publicaciones que vamos a intentar que sea bastante académica llamada Koiné.