El escritor Andrés Pascual regresa al panorama literario con su tercera novela, El haiku de las palabras perdidas (Plaza & Janés) , una historia de amor situada en Japón en dos épocas distintas y con el riesgo nuclear como telón de fondo. Pascual relata en su última obra la pasión amorosa de una pareja, ella japonesa y él holandés, truncada por la explosión de la bomba atómica el 9 de agosto de 1945. Esta historia de amor, tan mortal y violentamente truncada con la segunda de las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos, discurre de forma paralela a otra que se desarrolla en el Japón moderno, entre la nieta de una víctima de Nagasaki y un joven occidental, y permite al autor iluminar el eterno debate sobre la energía atómica sus ventajas y sus riesgos.

Pascual, que en una entrevista con Efe se confiesa un hombre romántico que se emociona cuando escribe sus historias, supo que había dado con el germen de su última novela cuando visitó el Museo de la Bomba Atómica. El escritor riojano, que admite sabía "poco o nada" sobre las bombas atómicas, se quedó impresionado al conocer los efectos de la explosión nuclear y de la ausencia de odio en el pueblo japonés tras la tragedia.

Pascual afirma que en el mismo momento que salía del museo de Nagasaki supo que tenía que escribir una novela sobre la tragedia atómica, así se lo dijo a su mujer y el libro está ya en las librerías españolas y pronto se publicará en Italia, Brasil, Portugal y Corea, países que han comprado los derechos. "Me sentí en deuda con las víctimas pero sobre todo con los supervivientes", asegura Pascual, quien se documentó a fondo sobre los sufrimientos de aquellos que padecieron las consecuencias de la radiactividad.