Un fuerte olor a ciprés es lo primero que percibe el visitante al entrar en la carpa. Se encuentra en el Salón Rico del palacio de Madinat Al Zahra y los fuertes efluvios de flor de azahar y de otras flores es algo que no abandona ya al espectador a lo largo de la visita. Y es que todos los escenarios reproducidos para la ocasión están brillamente acompañados de distinta vegetación que contribuye a crear un paisaje espectacular. Sin embargo, la jugada tiene trampa. Los olores no surgen de las plantas (artificiales) sino de distintos elementos que los desprenden.Llega a tal grado de reproducción la exposición que hasta en el observatorio astrológico está recreada la entrada (rodeada por ventanales con escasas rendijas de luz) hacia el cielo

(las escaleras para ver el firmamento).