Para él, cada cuadro que pintaba era un enigma porque «no puede explicar lo que ha pasado, simplemente le han venido en forma de revelación a la mente las imágenes y él ha pintado el cuadro, en eso radica la metafísica». Ese fue uno de los senderos que recorrió Giorgio de Chirico en sus 70 años de trayectoria; el otro, su interés por la naturaleza. Ambos se pueden contemplar en la exposición El mundo de Giorgio de Chirico. Sueño o realidad, que se inaugura hoy en el CaixaForum Zaragoza. La comisaria de la muestra, Katherine Robinson; la directora general de la Fundación La Caixa, Elisa Durán; el miembro de la Fondazione Giorgio e Isa de Chirico, Lorenzo Canova y el director del CaixaForum, Ricardo Alfós, presentaron ayer la exposición.

La muestra, que destaca por su atractivo visual y su cuidada escenografía, recoge 60 obras del artista que incluyen óleos, dibujos, litografías y escultura y que repasan todas sus fases creativas, desde las plazas italianas y maniquíes que le dieron el reconocimiento inicial, a su retorno más tarde al mundo clásico y su etapa neometafísica de madurez. Todo ello se divide en seis amplios ámbitos.

La exposición comienza con Retratos y autorretratos en los que se puede contemplar un género al que Chirico le daba mucha importancia a captar las emociones más íntimas ya sean de una persona o de ciudades como Roma o Venecia. De ahí, el recorrido de la muestra desemboca en Interiores metafísicos, composiciones en las que Chirico jugaba con una perspectiva acelerada dejando en el centro instrumentos de dibujo u objetos incoherentes. Pero quizá por lo que más destaque la exposición es por las esculturas.

Y es que el siguiente apartado de la exposición es Plaza de Italia y maniquíes, uno de los temas centrales del artista que incluye la plaza, con sus pórticos, esculturas, torres, chimeneas y, a menudo, un reloj o un tren cristalizados en un «concepto de tiempo que para él es eterno», apuntó la comisaria, Katherine Robinson.

En el centro de la plaza (recreada para la ocasión), se puede contemplar la escultura, entre otras, Gli archeologi (Los arqueólogos). «Es como si fuera un escenario en el que la figura humana es una estatua, un maniquí, una figura de fondo... como un simulacro del ser humano», explicó Robinson, poniendo el acento en la «ausencia del hombre en el mundo del progreso» que plasma el pintor. «A la hora de modelar sus esculturas no le interesa la persona o su pasado, los maniquís expresan la humanidad de cada uno. Prescinde de la luz y busca lo que el hombre ha aportado al arte, el arte es eterno y conserva los valores espirituales del ser humano», indicó Robinson.

Ya en el tramo final de la exposición, el visitante tiene ante sí tres apartados más, Baños misteriosos (en la que recorre un peculiar viaje por un agua representada como formas de parqué) Historia y naturaleza (en la que vuelve la mirada a los grandes maestros sobre todo del Renacimiento) y El mundo clásico y los gladiadores.

«Es un pintor -señaló Durán- que no se deja encasillar, que va a contracorriente y que tiene un gran interés por el subconsciente. Siempre se reinterpreta a sí mismo y es esa libertad la que le hace cercano a la sensibilidad contemporánea». Su obra es también «una manera de expresar su biografía en la que se movió en la bipolaridad del mundo clásico griego y del mundo industrial italiano e incluso, cuando ya vivía en Italia (nació en Grecia), entre el Renacimiento y la Revolución Industrial», reveló la directora general de la Fundación La Caixa, Elisa Durán que aseguró que «su obra produce un gran impacto en el surrealismo emergente que está viniendo».

La exposición, que viene avalada por más de 200.000 cisitantes tras pasar por los centros de CaixaForum de Barcelona y Madrid, se podrá visitar hasta el 10 de junio y alrededor de la misma se han organizado una serie de actividades paralelas. Hoy mismo, la comisaria Katherine Robinson impartirá una conferencia a las 19 horas. Además de actividades familiares y educativas (hay una sala dedicada exclusivamente a los más pequeños dentro de la misma exposición), habrá un ciclo de coloquios los jueves de abril a cargo de la catedrática de Historia del Arte de la UNED, Sagrario Aznar.