Había expectación entre los fans de Metallica congregados el miércoles en el Palau Sant Jordi por saber si la legendaria banda californiana de thrash metal se descolgaba durante el concierto con alguna versión sorpresa de un grupo local. Lo había hecho en Madrid, donde el sábado, en el WiZink Center, brindó una esforzada lectura del clásico himno de Obús 'Vamos muy bien' y donde el lunes repitió la jugada con 'Los rockeros van al infierno' de Barón Rojo.

Se esperaba, pues, una nueva visita al patrimonio heavy español, pero no hubo tal cosa. Metallica prefirió esta vez rendir homenaje a un icono de la música barcelonesa: Peret. Fue mediado el concierto cuando el guitarrista y cantante James Hetfeld anunció "un poco de rumba catalana" y, secundado en las voces por el bajista Robert Trujillo (que chapurrea el español) y a la guitarra por Kirk Hammet acometió una versión de 'El muerto vivo' (composición de Guillermo González Arenas que Peret popularizó en España) cuyo célebre estribillo ("no estaba muerto / estaba de parranda") fue coreado por toda la parroquia metalera.