A lo largo de tres años, el fotógrafo Carlos Spottorno (Budapest, 1971) tomó 25.000 fotografías y el periodista Guillermo Abril (Madrid, 1981) rellenó 15 cuadernos de notas durante los viajes que les llevaron a ser testigos del rescate de una patera frente a las costas libias; de los subsaharianos escondidos en el monte Gurugú, en Marruecos, dispuestos a todo para llegar a Melilla; de los tanques de la OTAN frente a Bielorrusia, o del éxodo de refugiados que intentan cruzar las fronteras hacia Europa por los Balcanes, Lampedusa y, sí, también por la helada Finlandia, a 30 grados bajo cero.

¿Qué hacer con ese ingente material? Los ganadores de un World Press Photo en el 2015 inventaron un sobresaliente e insólito artefacto de título La grieta (Astiberri): un cómic en forma de diario periodístico, donde las fotografías ocupan el lugar habitual de los dibujos en las viñetas, que atestigua de forma inapelable que algo se está rompiendo en la Unión Europea. El volumen, que ensancha los límites de la historieta y plantea una nueva manera de narrar, se publicó a finales del 2016 y necesitó muy poco tiempo para hallar un lugar de privilegio en las listas de los mejores cómics del año.

Las imágenes aparecen tratadas por Spottorno. «No quería que pareciera una fotonovela y busqué cómo evitarlo convirtiendo las fotos en más ilustrativas y menos reales, potenciando los negros». Y el resultado es que, a través de ellas, la realidad golpea al lector, ya desde la portada, donde una niña es rescatada de una patera en alta mar. «Recuerdo su mirada. La niña mira profundamente a cámara, no fue una mirada fugaz. Sentí desconcierto. No parece perdida sino que parece entender lo que pasa; es más, parece preguntarte: ‘¿Ves lo que está pasando?’», recuerda el fotoperiodista. Ni Spottorno ni Abril pueden olvidar tampoco a los niños refugiados en los Balcanes, llorando y andando hasta 20 kilómetros bajo la lluvia cargados con sus mochilas y sacos de dormir.

IMÁGENES QUE DUELEN

«Todas esas imágenes son terribles, duelen en el alma. Nos cuentan que muchas cosas no funcionan —dice Abril—. Empezamos en el 2014, cuando casi no se hablaba de refugiados, y hoy hay un éxodo. En el 2015 la palabra grieta del título empieza a sentirse. Alude a ese abismo que separa Europa de un mundo cuya gente intenta llegar al nuestro corriendo tantos riesgos pero también a las fallas y fisuras que van erosionando la cohesión de Europa, que empezaron con la crisis económica del 2008, con la brecha norte-sur, y ahora con el brexit y la suspensión, temporal dicen, del espacio Schengen para cerrar las fronteras de la UE a los refugiados».

Los autores reflexionan, y llaman al lector a hacer lo mismo, y alertan de que la UE puede romperse tras 70 años de paz. «Aunque en Europa vivamos un momento de desigualdad, seguimos en un entorno más próspero y equilibrado que el resto del mundo. Hay una percepción generalizada de que tenemos un problema común, de que Europa tiene un problema —considera Spottorno—. Esa sensación de que la UE puede desaparecer es inquietante. Aunque ese fatalismo nos pone alerta, esa toma conciencia de que algo malo se cuece debe ayudar a desactivarlo».

DE SACCO A DELISLE Y GUIBERT

Para La grieta hallaron referentes en cómics periodísticos y narrados en primera persona como los de Joe Sacco, Guy Delisle, el clásico Maus de Art Spiegelman, el Persépolis de Marjane Satrapi y El fotógrafo, donde Emmanuel Guibert, Lefèvre y Lemercier hibridaron dibujos y fotos para narrar su viaje con Médicos Sin Fronteras a Afganistán. «He hecho libros de fotos antes. Tienen buena crítica y son buenos e interesantes, pero el gran público no los entiende. Así que pensé —cuenta Spottorno— en cómo contar una historia compleja con fotos, y el cómic permitía ese alcance universal y llegar al mayor número de personas; sobre todo, a gente joven, que ahora, con internet, se ha acostumbrado a leer fragmentado».

Cierran La grieta con sensaciones «inquietantes» después de tomar el pulso a la tensión bélica en las fronteras bálticas con Rusia. Y eso antes de la llegada de Donald Trump. «No estamos ante un apocalipsis. Pero sí hay gente que nos hablaba de tercera guerra mundial. Estamos como en la película Match point, de Woody Allen, con una pelota que se queda en el aire y depende de nosotros, los ciudadanos, ver qué valores defendemos ante el resto del mundo».