El hallazgo de varias grabaciones inéditas, y prácticamente las únicas localizadas, del virtuoso violinista oscense José Porta (Sariñena, 1890-Suiza, 1929), una figura hoy olvidada por completo a pesar de ser considerado un genio y gozar de gran fama en su época, es la aportación más destacada de la nueva entrega de la serie Antiguas grabaciones fonográficas aragonesas.

El nuevo libro-disco, editado por la Dirección General de Patrimonio del Gobierno Aragonés, con el asesoramiento de ARPAMS (Asociación para la recuperación del Patrimonio Aragonés Musical y Sonoro), reúne digitalizadas piezas de 20 cilindros fonográficos de los 223 cedidos por el oscense José Ángel Pérez Loriente a la DGA, procedentes del legado de su abuelo Leandro Pérez Esperanza. El trabajo abarca grabaciones realizadas entre 1898 y 1907 y los originales han sido estudiados y regrabados por el escritor Javier Barreiro, el técnico de sonido Paco Aguarod, el experto en fonografía Gabriel Marro y el violinista Joan Chic.

INCUNABLES Si ya fue una suerte el hallazgo en Barbastro de la colección de cilindros que sirvió para configurar la primera entrega de la serie --en la que se recogían las primeras grabaciones conocidas realizadas en Aragón, desde jotas a piezas del género chico y de flamenco--, no menos sorprendente fue encontrar nuevas grabaciones fonográficas: "Los cilindros son muy raros y por tanto muy valiosos, por lo que hay que agradecer a sus propietarios su generosidad al donarlos".

Y es que, como cuenta Barreiro, "son piezas que valen mucho dinero al ser los primeros documentos sonoros que existen de la voz humana y, al contrario que los discos, de los que puedes hacer copias, son documentos únicos, auténticos incunables que además se deterioran fácilmente", cuenta Barreiro.

Aunque la colección de Leandro Pérez "no era tan rica como la de Barbastro", si que poseía algunas grabaciones realmente interesantes y se centraba, sobre todo, en piezas de origen francés "ya que la familia del donante tenía relación con Francia"; de hecho, la donación incluye un fonógrafo de origen galo. Así, la selección que se presenta incluye cuatro temas franceses, dos de ellos interpretados por la Banda de la Guardia Republicana de París; seis temas españoles, entre los que incluyen piezas del género chico, una grabación de sevillanas de El Ciego Acosta y un registro inédito del barítono de Murillo de Gállego, Marino Aineto. También aparece, sin restaurar, la que se puede considerar la primera grabación de La internacional, registrada en Francia, y que a pesar de su mal estado, se incluye como documento histórico.

Pero, como recalca Barreiro, el verdadero descubrimiento son las grabaciones de nueve piezas del violinista José Porta, "al que siempre se le llamó Pepito Porta pues fue ya un niño prodigio muy conocido". Porta es una figura olvidada cuyos conciertos eran muy celebrados. Hijo del médico de Sariñena, fue recomendado por Pablo Sarasate a la diputación oscense para ser becado y marchó a Bruselas a los 15 años para estudiar con César Thomson, considerado el mejor profesor del mundo del instrumento.

FIESTA EN CASA Ofreció conciertos por toda Europa e incluso fue el encargado de estrenar en Lausana, de cuyo conservatorio era profesor, la versión para violín, piano y clarinete de Historia del soldado, de Stravinsky, a quien acompañó también en varios recitales. "El hecho de que se fuera tan pronto, de que apenas volviese a España y su muerte tan temprana influyó en su olvido", apunta Barreiro.

La grabación de las piezas del disco se realizó en septiembre de 1907 en la propia casa de Leandro Pérez, abuelo del donante, con motivo de una fiesta a la que estaba invitado Wenceslao Retana, que había sido gobernador de Huesca. Allí, el joven Porta interpretó, entre otras, Rondó caprichoso, de Saint-Saëns; Capricho vasco, de Sarasate o Nocturno, de Chopin. "Es la única grabación que conocemos, pues sabemos que grabó en 1925 para Polydor los Caprichos de Paganini, hoy prácticamente inencontrable", concluye Barreiro.