Tras Nueva York, Washington y Miami, la bailaora Sara Baras llegará a la sala Mozart de Zaragoza los días 17, 18 y 19 de abril, donde presentará su último espectáculo, Voces, una pieza que nace "desde el corazón del flamenco". Se trata de una obra en la que se presentan los diferentes palos del flamenco de una manera especial. Seguirilla, taranta, farruca, tiento, solea, tangos, solea por bulería, romance, bulería... llevado al escenario como solo Sara Baras sabe, fusionando tradición, libertad, disciplina, corazón, sobriedad, templanza, teatralidad, sencillez, respeto, admiración, agradecimiento... no solo a la hora de crearlo también al interpretarlo. Las entradas pueden adquirirse, a partir de 25 euros en las taquillas del Auditorio, los cajeros y la web de Ibercaja.

--¿Cuáles son las claves del espectáculo Voces

--Es un espectáculo tipo concierto, como hilo argumental, que provoca las diferentes escenas que son los diferentes palos del flamenco. Cada uno de los palos está dedicado a maestros del flamenco que ya no están con nosotros. Es un espectáculo muy emotivo que realmente hacemos como agradecimiento a todo lo que nos han dado y por la influencia que tienen sobre el mundo del flamenco. Cuenta con el artista invitado José Serrano y un cuerpo de baile de seis chicos y chicas y siete músicos dirigidos por Keko Valdomero.

--Paco de Lucía, Camarón de la Isla, Antonio Gades, Enrique Morente, Moraíto y Carmen Amaya son los artistas a los que rinden homenaje, ¿Qué aporta cada uno al espectáculo?

--Es muy bonito que cada palo del flamenco vaya dedicado a cada uno de ellos y siempre hay detalles que te recuerdan y que te acercan al maestro. Algunos detalles son muy evidentes y otros no. Son sus voces las que nos llevan a bailar y nos recuerdan cosas que han sido muy importantes para nosotros. Yo no conocí personalmente a Carmen Amaya pero es muy evidente que en mi forma de bailar está su influencia. Es la única que no presenta su voz por eso mismo.

--¿El excesivo respeto provoca miedo a la hora de crear un homenaje como este?

--Al principio el respeto que les teníamos era tanto que pensábamos que no íbamos a tener la libertad absoluta para expresarnos. Pero la sorpresa ha sido que nos han arropado, es como si nos hubieran dado más fuerza para presentarnos tal y como somos, con la seguridad de poder regalarles lo que somos, por supuesto con toda la humildad.

--¿De dónde nace Voces

--De la muerte de Paco de Lucía, de la necesidad de agradecerles a los maestros lo importantes que han sido para nuestra generación.

--Hábleme de la puesta en escena.

--Es una escenografía sencilla. La iluminación tiene más juego, tiene mucho ritmo. En el escenario se colocan unos paneles que tienen un dibujo de cada uno de los artistas, un detalle de sillas y un candil con una llama. Todo tiene un tono verde de la tierra y de esperanza. Fíjate, el espectáculo sale de algo muy doloroso pero, sin embargo, es un espectáculo alegre y positivo.

--Antes de llegar a Zaragoza, la obra ha pasado por ciudades como París, México, Miami, Washington y Nueva York. ¿Se siente igual en todos los lugares?

--Lo estrenamos en París y esa temporada fue emocionantísimo. Luego la gira de América ha sido muy especial. Voces ha sido de los espectáculos que más se han clavado en el corazón. Por un lado, es un espectáculo sencillo pero el riesgo del artista al volante de la obra hace que se te clave. Es un espectáculo muy cuidado pero dejamos un hueco para la improvisación que le da más verdad a nuestro flamenco.

--Voces está producido por su propia compañía. ¿Qué le da y que le quita estar al mando?

--Tiene doble valor. La libertad y la entrega es total. No solo pensar que algo te salga bien o mal, es el riesgo de cada creación. Llevamos una carrera con la compañía privada increíble y por supuesto que la responsabilidad es muchísima, estás las veinticuatro horas trabajando y es más difícil, pero por otro lado, tienes la satisfacción de hacer un trabajo honesto.

--¿Qué espectáculo no haría nunca?

--Nunca me lo habían preguntado... (ríe). Pues la verdad es que no lo sé. Yo creo que cualquier excusa es buena para bailar. Una de las cosas más bonitas en esta vida es bailar, por eso nunca he pensado lo que no haría. Lo que sí que te digo es que soy mucho más positiva, me gustan más los espectáculos con una energía buena que los tristes. Me encanta la profundidad pero cuando haces 200 funciones por obra, te acaba afectando personalmente. No creo que haya algo que no se pueda bailar pero creo que tener la libertad de elegir me hace mucho más propensa a las cosas positivas.