Woody & Woody nace de la voluntad de «homenajear al genio de Brooklyn». Es un corto de 12 minutos con música de jazz y un diálogo frenético entre dos personas: Woody Allen con 45 años y Woody Allen con 80. El guion lo firma Laura Gost y la dirección corre a cargo del profesor Jaume Carrió. Tras haber viajado por 30 festivales, el sábado competirá por llevarse el Goya al mejor corto de animación. «Imagínate que salimos vencedores y el público nos abuchea», comenta Carrió, consciente del momento delicado que atraviesa el autor de Delitos y faltas.

Allen está en boca de todos tras las acusaciones de abuso sexual a su hija adoptiva Dylan Farrow cuando tenía 7 años (el caso fue juzgado en los 90 y el veredicto fue de «no culpable»). «Estamos preocupados por lo que está pasando. Pero no me arrepiento de haber hecho el corto. No voy a pedir perdón. No estoy diciendo que sea culpable o inocente de lo que se le acusa, sino que no tengo duda de que estamos delante de un genio del cine», responde Carrió, profesor de cine y montaje en la mallorquina Escuela de Imagen y Sonido CEF.

MICROTEATRO / Woody & Woody nació en el 2014 como una pieza de microteatro en catalán que viajó por Mallorca, Cataluña y la Comunidad Valenciana y aún se representa. Al ver su potencial, Carrió -que tiene su propia productora, Tomavistes- comentó con la guionista la posibilidad de convertirlo en un corto de animación en 2D. «No es una película de animación, sino una película hecha con dibujos animados», puntualiza el realizador (Esporlas, Mallorca, 1983).

Con voz de Joan Pera (el doblador oficial del autor de Manhattan) y 8.640 ilustraciones, Woody & Woody muestra el surrealista y divertido encuentro entre el Allen anciano de hoy (82 años) y el Allen maduro y pletórico de los 80.

Están en un bar donde suena jazz, comparten un zumo de manzana y la charla gira alrededor del miedo a morir, el pavor a los gérmenes, los problemas de próstata y erección, Freud y la pulsión de la muerte, los hijos, las hipotecas, el matrimonio y los divorcios caros. Además de una terapeuta, la única mujer que se menciona en el guion es Diane Keaton, expareja y musa del realizador en sus años mozos. «Ay, Diane. Jamás podría hacer otra cosa que enamorarme de Diane», suspira el Allen de 80 años.

Ya en la calle, a punto de tomar un taxi neoyorquino, el veterano le espeta al más joven: «Ah. Y piénsate dos veces rodar según qué en Europa». Puede que Allen sea «un genio», pero Carrió deja claro que tiene títulos tan «insoportables» como A Roma con amor. Por el contrario, sentencia que Annie Hall es una obra maestra, y Matchpoint, una genialidad visceral.

El profesor de cine y la guionista están «preocupados» por todo lo que está pasado con Allen. «Oprah Winfrey preguntó si se había acabado su carrera como cineasta. El poder de esta mujer es tremendo. Si yo fuera Natalie Portman no me atrevería a dar una respuesta tan tajante como que sí, que se ha acabado. Se le está acusando sin pruebas nuevas. Todo lo que sabemos ahora lo sabíamos en los 90. El caso fue juzgado y se le declaró no culpable, así que se debería tener mucho cuidado con titulares que hacen tanto daño. No digo que sea inocente. ¿Quién sabe la verdad? Simplemente que deberíamos ser más prudentes, reflexionar antes de culpabilizar. Al mismo tiempo, creo que hay que parar el abuso sexual, en la industria del cine y en todos los sitios. ¿Hay casos claros y con pruebas? Pues a por ellos», reflexiona.

ADMIRACIÓN A PRUEBA DE BALAS / A su juicio, la acidez cómica de Allen es tan inmensa y sigue tan viva que podría rodar una comedia sobre lo que le está pasando. «Tengo una profunda admiración hacia su cine. Lo descubrí de adolescente y fue mi primer contacto con el cine intelectual. Nunca he faltado a la cita anual con sus estrenos. Estoy esperando que me enseñe el mundo de manera cómica y ácida. Y pase lo que pase, Annie Hall seguirá siendo Annie Hall».

En los Goya, Woody & Woody se enfrentará con Colores, de Arly Jones y Sami Natsheh; El ermitaño, de Raúl Díez; y Un día en el parque, de Diego Porral. «No sé qué posibilidades tenemos de ganar. Me encantaría, pero no soy ingenuo. Eso sí, si vencemos no voy a obviar la polémica que rodea a Allen», concluye.