Pablo Rivadulla (conocido artísticamente como Pablo Hasél), de 29 años, fue condenado la semana pasada a dos años de cárcel y 24.300 euros de multa por enaltecimiento del terrorismo con agravante de reincidencia, injurias y calumnias contra la Corona y las instituciones del Estado por sus tuits y letras de canciones.

-¿Por qué decidió dedicarse al rap?

-Por una razón de supervivencia. Para no estallar. La escritura siempre ha sido una necesidad para mí. Antes de conocer el rap ya escribía diarios y poesía. Y luego, para hacer pensar y empujar a la lucha. La fiscal dijo que soy peligroso porque incito a la movilización social. Es consciente de para qué sirve mi rap.

-¿Cómo ha adquirido su conciencia política?

-Empecé con lo típico: conociendo al Ché Guevara y la revolución cubana. De pequeño me llamaba la atención que hubiera personas durmiendo en la calle. Y me hacía preguntas. El marxismo me dio una respuesta a por qué unos pocos acumulan tanto y una mayoría o tenemos muy poco o están en la miseria.

-¿En qué momento percibe que sus letras le van a traer problemas?

-Ya recibía amenazas de nazis antes de la detención. Y en un concierto en las fiestas de Lérida en el que canté contra el ayuntamiento, el técnico me cortó el micro. Hay salas amenazadas por la Guardia Civil para que no me permitan hacer el concierto. No puedo vivir de mi arte y eso ya es pagar un precio caro.

-En La ciudad de la niebla canta: «La niebla me protege de la policía que me para por ser quien soy cuando camino de madrugada».

-Por ir de noche andando, solo por ser quien soy, me paran. No solo en Lérida. He sufrido registros en estaciones de otras ciudades. En un control de carretera, la policía me abrió la libreta para leer las letras. Saben dónde voy por el móvil.

-¿Incitar al odio debería ser delito?

-Odiar el racismo, el machismo, la homofobia o el imperialismo no debería ser delito. Debería serlo incitar al racismo, a la homofobia, al machismo. El delito de incitación al odio debería defender a los oprimidos y no a los opresores.

-¿Sus canciones buscan generar violencia o cambios en la mentalidad de la gente?

-¿Qué es la violencia? Yo apoyo la autodefensa y todos los métodos de lucha ante un Estado que no duda en usar la violencia no solo en forma de brutalidad policial. Es violencia que personas mueran en una lista de espera por no tener una sanidad digna. Es violencia que haya familias desahuciadas y que no les llegue el dinero para comer de forma digna. Eso es la verdadera violencia y la lucha contra eso es autodefensa. Ya sea de forma pacífica o más contundente.

-Una cosa es apoyar esa autodefensa y otra es ejercerla.

-Claro. Yo no estoy en ningún grupo armado, pero cada cual debe tener libertad para apoyar a quien crea oportuno. Si yo quiero respetar a los presos políticos del Grapo, déjeme la libertad de hacerlo. Pero no me pueden acusar de ser miembro del Grapo. Mi frente de lucha es el arte. Cuando registraron mi casa, sabían que no tenía armas. Buscaban aterrorizarme, darme un escarmiento para que otros se lo piensen. Pero ya somos 15 raperos.

-¿Tan peligroso es el rap?

-Nosotros sí, porque incitamos a luchar. Y no hablo de lucha armada. Vemos que multitud de luchas pacíficas están siendo disueltas con violencia policial. Temen la protesta y están generalizando la represión. El régimen está nervioso porque cada vez más gente ve que esto no es una verdadera democracia.

-Pero, insisto, ¿se persigue al rap porque se considera peligroso?

-Es una herramienta para crear conciencia como lo puede ser una octavilla o un periódico. Lo que quieren es que la gente no se pregunte por qué mientras nuestros abuelos tienen pensiones de miseria se derrocha dinero en la monarquía. Por eso es delito de odio ponerse una nariz de payaso delante de un guardia civil.

-Habrá quienes piensen que solo lo hace para provocar.

-En realidad yo soy una persona muy tranquila. Odio la violencia gratuita. Me gustaría dedicar canciones solo a mis seres queridos. Me encantaría vivir en una sociedad justa. Pero como no lo es, me desahogo con las canciones. Si no las escribiera, sabe dios qué haría. No hago estas canciones por capricho. Nacen de una rabia legítima ante las injusticias.

-¿Cómo se explica que una persona tranquila pueda soltar en una canción que merece que explote el coche de Patxi López?

-Si las políticas de gente como Patxi López impiden el derecho a la vivienda y al trabajo digno garantizado, hay una rabia y un odio hacia esas personas que se lucran a costa de nuestra explotación.

-Y decide expresarla atacando a gente con sus nombres y apellidos.

-Bertolt Bretch, uno de mis referentes, decía que las injusticias no son anónimas sino que tienen unos culpables. Yo quiero señalar a los culpables porque quiero acabar con el hambre, los desahucios y la explotación.

-¿Por qué no confía en la justicia española?

-El tribunal del orden franquista condenaba a prisión por criticar a Franco, y su sucesor, la Audiencia Nacional, condena a prisión por criticar a la monarquía. No hay justicia porque sigue en las mismas manos.

-¿Siente que la cárcel le va a arruinar la vida?

-Para nada. Acabando en la cárcel me siento más libre que nunca porque me enfrento a mis miedos y siento mucho orgullo. Me levantaré cada mañana con la cabeza bien alta. Me van a joder mucho, pero no me van a arruinar la vida.

-Luego vendrán años de inhabilitación.

-Y una de las partes más duras de la represión es la dificultad para encontrar trabajo. Con la condena del 2014 ya me inhabilitaron diez años. Quería sacarme las oposiciones para Correos y no pude. Eso dificulta aún más la supervivencia.