"Falta hacer números, pero sin duda ha sido un éxito de público y el proyecto está pensado para seguir". Así analizaba ayer Toño Monzón, a modo de balance, la segunda edición de Zaracadabra, un festival que ha convertido a Zaragoza en la capital de la magia de calle durante cuatro días y que ayer culminó con la multitudinaria actuación en la plaza del Pilar del mago salmantino Paulino Gil.

Monzón, productor del festival, tildaba de éxito esta segunda edición, "en la que los espacios que el año pasado fueron más minoritarios, este año han doblado el número de público", decía en relación a escenarios como la plaza San Pedro Nolasco, el Centro Independencia, el Paseo de Los Olvidados o la plaza del Teatro de las Esquinas. Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de hacer un balance positivo del festival es la afluencia de público a los espectáculos de pago en las salas, "que se han consolidado con 300 personas en cada función", comenta.

SINGULARIDAD Nacido con la intenció que que "la gente lo pase bien y aprenda a disfrutar de al magia, así como para dignificar al máximo el arte de la magia en una tierra en la que está muy arraigada", tal y como decían sus impulsores en la presentación de esta edición, no cabe duda que ambos planteamientos se han cumplido de lleno. Primero, por la afluencia de público; segundo, por la presencia de ocho magos aragoneses entre los participantes, llegados desde Argentina, Italia, Austria, Francia, Alemania, Bélgica y distintas comunidades autónomas españolas. "Buscamos lo peculiar, hacernos un sitio en el panorama internacional de los festivales de magia, por eso no traemos magia al uso, solo de cartas por ejemplo, sino que buscamos números variados en lo que es la magia callejera a nivel internacional. Algunos de los magos que han venido en esta edición y la anterior era la primera vez que visitaban España", señala Toño Monzón para explicar el alcance del nivel artístico del festival.

Y así las cosas, con los espacios mágicos llenos durante estas fechas de Navidad, el proyecto se ha ganado su continuidad. "La idea es seguir en esta línea, traer gente interesante de todos los sitios del mundo y que el público vea un poco de todo", dice Toño Monzón, quien asegura que "el festival está pensado para seguir, indistintamente de que haya más o menos apoyo del ayuntamiento, que es verdad que siempre viene bien". Y es que este año el festival ha contado con 22.000 euros de presupuesto, "la mitad que el año pasado", lo que ha obligado a recortar una jornada y a buscar patrocinios privados. "No pasa nada, si tenemos que recortar, lo haremos con menos, pero lo haremos", concluye.