En el mismo lugar en el que cayó mortalmente herido hace 200 años el barón de Warsage, Zaragoza y Calatayud, de donde era natural, celebraron ayer un homenaje en recuerdo a todos los caídos en la heroica defensa de la capital aragonesa frente al invasor francés en la Guerra de la Independencia.

El 18 de febrero de 1809, una bala de cañón del Ejército Napoleónico hirió mortalmente a José de L´Hotellerie de Fallois, barón de Warsage, cuando al mando de los Voluntarios de Calatayud intentaban cruzar el Puente de Piedra para frenar el avance francés en la ciudad, que ya había tomado el Arrabal y volado los conventos de San Lázaro y Altabás.

Como recordó el cronista oficial de Calatayud, José Verón Gormaz, fue una época dura para Zaragoza, asediada por un ejército mucho mayor en número, en la que el tifus hacía estragos y con el general Palafox enfermo, que fue quien pidió al barón que ejerciera la defensa del Arrabal. De padre belga y madre bilbilitana, el barón falleció al día siguiente del ataque, a los 54 años.

El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, y el de Calatayud, Víctor Ruiz, presidieron ayer este homenaje de agradecimiento a todos los bilbilitanos que acudieron a defender la capital en el Segundo Sitio.

Tras depositar una corona de flores, cargada por dos alumnos de la Academia de Logística ataviados con uniformes de los guardias valones, se celebró un pequeño desfile militar por el Puente de Piedra a cargo de una sección de alumnos de la citada escuela militar y la Banda de Guerra de la Brigada de Castillejos II.

Por la tarde, en el Paraninfo, durante la entrega de las medallas y diplomas de la Asociación Cultural Los Sitios, la baronesa de Warsage, Elisa Bárbara de L´Hotellerie de Fallois, galardonada por sus iniciativas culturales y conmemorativas, señaló que "aquella hazaña la tendremos siempre en el recuerdo" y señaló que el motivo para el arrojo de los defensores "fueron muy complejos". La baronesa puso el acento en "el movimiento del Romanticismo" que "buscaba el acento en los sentimientos" y en "las creencias religiosas" frente a las corrientes frías del racionalismo y la Ilustración.

La consejera municipal de Cultura, Pilar Alcober hizo una semblanza de los últimos días de la resistencia heroica de Zaragoza y señaló que "ahora nuestras armas son las del trabajo". Una proyección con los actos conmemorativos desde junio del 2008, obra de Gonzalo Aguado y Mónica Sanz, cerró el acto.