Una de las tres joyas del Renacimiento zaragozano, el retablo mayor de la iglesia de San Pablo, volverá a lucir en febrero de 2015 tras su restauración y lo hará recuperando sus puertas, que fueron desmontadas a finales de los 80 cuando se acometieron obras en la estructura del templo.

Además, como novedad, el Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE) ofrecerá la posibilidad de realizar visitas guiadas al templo para conocer más de cerca los trabajos de restauración que se están llevando a cabo en las puertas y los lienzos y grisallas que las cubrían.

Según Ana Carrassón, técnico del ICPE a cargo de las obras en San Pablo, los cuatro lienzos, que son lo que puede ver el visitante mientras las puertas están abiertas y que representan escenas de la vida de San Pablo, se encontraban "relativamente bien" y solo presentaban algún repinte y goteras.

No era el caso, sin embargo, de las grisallas -que plasman la vida de Cristo en los momentos previos a la Pasión-, que aparecieron "fatal", enrolladas con la pintura hacia dentro, apretadas, aplastadas y acumulando una gran cantidad de humedades por el paso de los años.

"No van a quedar reintegradas al cien por cien", ha reconocido, pero se han minimizado las lagunas o se ha intentado que sean lo menos visibles posibles en un trabajo en el que se ha intentado respetar al máximo el sistema y la concepción original de las puertas, de madera de pino silvestre, convenientemente curada, de primera calidad e integrada básicamente en torno al ensamblaje.

Estas puertas, que cuando estén completamente instaladas serán las únicas que se conserven en la ciudad de Zaragoza y formarán parte de un reducido grupo en todo Aragón, son parte del proyecto general del retablo pero obra de Antón Galcerán y Jerónimo de Mora, quien trabajó también en El Escorial, nombres poco conocidos actualmente pero que se encontraban entre los pintores más conocidos de la época.

La autoría del conjunto del retablo pertenece a uno de los nombres imprescindibles a la hora de estudiar el arte renacentista en la capital aragonesa, donde está muy presente con multitud de palacios de inspiración italiana a lo largo y ancho de sus calles: el del escultor valenciano Damián Forment, autor de los retablos de la Basílica del Pilar, la Catedral de la Seo y de este mismo, el de la iglesia de San Pablo.

Este templo recibe una completa amalgama de estilos artísticos, con una arquitectura gótica, su torre mudéjar y un estilo italianizante presente en las escenas dedicadas a la vida del apóstol que le da nombre que contrastan con todo lo demás.

A pesar de que esta iglesia, patrimonio de la humanidad por la Unesco como todo el mudéjar aragonés, tiene nueve siglos de historia, su retablo no se construyó hasta el siglo XVI -entre 1511 y 1531- con ornamentación todavía gótica y escenas ya renacentistas fruto del trabajo de Forment, como buen introductor de este entonces nuevo estilo en España, y en madera tallada, policromada y dorada.

No obstante, aunque el retablo fue encargado al artista valenciano, se trata de un trabajo de taller, ya que Forment realmente solo talló con sus manos la figura que aparece en el centro representando al apóstol, sobre quien gira la temática de todo el cuerpo central, así como de buena parte del guardapolvo y las puertas.

Bajo el guardapolvo, en el ángulo derecho campea un gancho del siglo XVIII, símbolo de la parroquia que encabeza todas sus procesiones a lo largo del año y que, además, ha dado nombre históricamente a este barrio del casco antiguo zaragozano.

La restauración del retablo se llevó a cabo entre 2002 y 2006 gracias a un convenio de colaboración firmado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, el Gobierno de Aragón y la Caja de Ahorros de la Inmaculada (CAI) por el que permitieron al IPCE acometer la reforma.

Una vez acabada, se procedió a los trabajos de recuperación de las puertas, así como de los lienzos y las grisallas que lo componían.

Las visitas guiadas podrán realizarse durante los fines de semana entre el 2 de agosto y el 26 de octubre, son totalmente gratuitas y solo es necesaria una inscripción en la web www.visitasrestauracion.es.

Así, el retablo de San Pablo de Zaragoza se une a otros tres monumentos representativos del patrimonio español elegidos por la Dirección General para que los ciudadanos puedan apreciar las mejoras realizadas, que son el Castillo de Ucero, en Soria, el retablo de Belén de la Iglesia de Santa María de la Asunción, en Laredo (Cantabria) y el Pozo Minero de Santa Bárbara en Mieres (Asturias).