Zaragoza no se sintió sola ni en el 1808 ni en el 2015. Si en el Primer Sitio fue el pueblo el que luchó cuerpo a cuerpo contra los franceses --el general galo, que antes decía "hoy entro en Berlín mañana en otro país", aquí lo cambió: "hoy entro en el número 20 de una calle y mañana lo haré en el 22"--; ayer fueron los zaragozanos (y muchos venidos de fuera), los que arroparon a los combatientes en la defensa de la ciudad. Y es que, durante todo el día fueron miles de personas las que participaron en la Recreación de Los Sitios.

Unos 400 soldados pertenecientes a 29 asociaciones y venidos de toda España y del resto de Eruopa, con sus cañones, sus caballos, sus uniformes (réplicas exactas de los originales) y 100 kilos de pólvora revivieron por la tarde en el Coso y alrededores la cruenta batalla sucedida hace más de 200 años. Y alrededor de ellos, los espectadores, todos móvil en mano --que la historia no está reñida con la modernidad-- para inmortalizar cómo un grupo de ciudadanos, con el general Palafox al mando, fueron capaces de parar la embestida francesa, por lo menos por un tiempo.

Antes de la lucha, por la mañana, todas las tropas desfilaron por el centro de la ciudad, donde cada uno de los grupos fue presentado: desde los voluntarios a los escoltas de Palafox, los voluntarios de Asturias (con su triángulo amarillo), el regimiento suizo (mercenarios a sueldo), la legión extremeña, la real guardia española, la Real infantería marina, el regimiento Ultonia (irlandeses), el Regimiento Cantabria, la Milicia urbana de Tarragona, los Voluntarios de Madrid y la población civil, tan importante en la lucha contra los franceses. Todos ellos por parte del bando español; y por el francés, los mariscales franceses (muy en su papel) al frente de la guardia imperial, la caballería (jinetes sin caballo), la infantería ligera (su misión era cabrear al enemigo), una legión polaca (después se dieron cuenta de que lucharon en el bando equivocado y participan como símbolo de reconciliación), la artillería imperial y así todos los grupos participantes.

Tras el descanso y el avituallamiento necesario --parte lo hacen en el campamento museo situado en la plaza de los Sitios--, la contienda se traslada hoy a la Aljafería. Ayer, un niño le preguntaba a su madre, todo preocupado: "Vamos a ganar". Y ella le contestaba que sí. Hoy, con la capitulación de Zaragoza, será otra historia.