Un total de 197 personas murió en el 2017, casi cuatro a la semana, defendiendo el medio ambiente, y muchas más sufrieron amenazas, acoso e intimidaciones, según cifras ofrecidas por el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA). Entre el 40% y el 50% de los fallecidos eran originarios de comunidades locales o indígenas. Entre el 2002 y el 2013, 908 individuos de 35 países fueron asesinados defendiendo el medio ambiente. Entre 1993 y el 2016, 48 países promulgaron leyes para restringir las actividades de oenegés locales, y 63 estados limitaron la acción de las extranjeras. Por otro lado, tribunales de 44 países obligaron cumplir el derecho constitucional a un medio ambiente saludable.