YMCA lleva 30 años en Aragón trabajando para desarrollar el potencial de niños y jóvenes, con especial atención en aquellos que se encuentran en riesgo de exclusión social. A través de programas educativos, la atención de sus necesidades básicas y programas de ocio y tiempo libre, los acompaña en su camino a una vida adulta responsable y comprometida.

El pasado jueves, CaixaFórum Zaragoza acogió un acto con el que la organización celebró su 30º aniversario. Allí consiguieron congregar «a todas aquellas personas e instituciones públicas y privadas que han colaborado con YMCA desde hace 30 años hasta ahora en Aragón», señala Belén Portolés, directora de la oenegé en esta comunidad autónma.

En estas tres décadas, YMCA «ha vivido una evolución como organización» pero sigue trabajando «con la misma ilusión que al principio», afirma Portolés. La diferencia es que «ahora hay más recursos herramientas que aquellas con las que contábamos antes, y podemos llegar a más jóvenes». Y que en la actualidad YMCA desarrolla acciones en ámbitos «como la vivienda y el empleo, y al principio nos centrábamos más en el ocio, los campamentos o el refuerzo escolar».

A día de hoy, YMCA va «más allá, y lo que hacemos es acompañar a toda la familia. Cuando un joven tiene problemas es muchas veces porque en su casa no entran ingresos. Por eso ayudamos a los padres a encontrar un trabajo, para que los jóvenes puedan disfrutar de todas las opciones de desarrollo».

En la actualidad trabaja con 570 familias. Y, a menos de un mes para que finalice el año, 1.600 jóvenes han participado a lo largo del 2017 en sus actividades. «A lo largo de estos 30 años han sido miles». Por eso «hemos sido una entidad de referencia en el ocio juvenil. Y ahora, también, en la intervención social con las familias que no pueden cubrir sus necesidades más básicas», opina la directora.

YMCA trabaja ya en la planificación de los campamentos que, tanto en España como en el extranjero, organiza cada verano. Entre diciembre y enero se ponen a la venta estos viajes, sobre los que se puede ampliar información en www.ymca.es o en las oficinas de la calle Cerbuna, 2, de Zaragoza. Dirigidos a jóvenes de familias de clase media y alta, su éxito «es muy importante para nosotros porque el margen de beneficio se utiliza para financiar nuestras acciones de intervención social», explica.

Pero 30 años no es nada, e YMCA ya busca nuevos horizontes de futuro. Un tercio de los jóvenes no termina la ESO. «Esa cifra de fracaso escolar es brutal, y es un dato que hay que darle la vuelta». Por eso, ofrecerles «alternativas formativas, como la formación profesional básica, en la que nos gustaría entrar a trabajar, es para nosotros un reto».

El otro gran desafío será «dar más visibilidad» a la labor de YMCA Aragón para lograr que «participen más ciudadanos, más empresas y más organismos públicos y privados» porque, «cuantos más estemos comprometidos con los jóvenes, más sencilla será la intervención».