El derecho de los refugiados y las refugiadas, así como los derechos humanos, oscilan, al igual que casi todo en este momento, entre lo que dicen los papeles de derecho y el blablablá con que se nos intenta envolver desde el poder de los políticos y el eco de los medios de comunicación. Sirva como ejemplo el deseo expresado por Theresa May tras los últimos atentados: “Cambiaremos las leyes de derechos humanos si es necesario para combatir el terrorismo”. Resulta evidente que los derechos humanos nunca se esgrimen en una situación de normalidad, sino que sirven para contener los excesos del poder como los que anuncia que llevará a cabo May.

El derecho al refugio no proviene de que el refugiado nos provoque más o menos empatía. Ese derecho es inherente a la persona, y no es solo necesario en situaciones de guerra, sino también debido a la persecución por razones de raza, religión o nacionalidad, por ser miembro de algún grupo social o por ideas políticas. Es curioso ver cómo, en el Derecho Internacional, los pequeños avances en este terreno se han producido tras dos guerras de Europa, la Segunda Mundial y la de los Balcanes. El resto de los conflictos, aunque sean promovidos por Europa, nunca han causado dolores de cabeza al poder.

Muchas organizaciones trabajamos con los refugiados, y es de presumir la bondad de todas ellas, pero debe llegar el momento en que estos pasen a ser sujeto de su propio destino, y no un mero objeto para propiciar situaciones de confort de las personas y entidades que nos implicamos con estas personas. Es necesario conocer cómo se está trabajando con los refugiados que tenemos aquí, ahora, saber de dónde vienen -siempre se piensa en los sirios y la mayoría son de Venezuela-.

Cabe preguntarse por qué Siria sí y Eritrea no, y otras muchas cuestiones. Por ejemplo, cómo se van cumpliendo los objetivos políticos asumidos por el Gobierno de España, pues de él dependen incluso las eventuales políticas de los ayuntamientos. Hay que plantearse cuáles son sus necesidades, qué dinero se está utilizando con ellos y qué organizaciones lo están gestionado. Hay que saber cual es su nivel de satisfacción en cada una de las fases... En definitiva, dotar de elementos de transparencia las actuaciones que tenemos con el más indefenso.

¡En torno al refugio como derecho se abren tantos frentes de intervención y debate! Desde la implicación en los lugares donde se genera el éxodo, el apoyo de ropa y alimento, el voluntariado… Como un Gernika que nos motiva y electriza a cada momento.

Mientras un grupo de organizaciones de Zaragoza (Accem, Arapaz, la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio, Entreculturas, FAS, Médicos del Mundo, Oxfam, Plataforma Ciudadana contra el Racismo, Zgz Acoge - Bienveninidxs Refugiadxs) queremos celebrar el 20 de junio, Día Mundial del Refugiado, con un abrazo al Ebro, una cadena humana entre los puentes de Piedra y Santiago que sensibilice sobre todos. Animamos a los zaragozanos a acudir ese día a las 19.00 horas.