El nexo de unión entre los talleres que ofrece el Festival Asalto y la cooperación sobre el terreno que realiza Acción contra el Hambre en Senegal es el agua. «Dentro de la lucha contra el hambre, el acceso a un agua de calidad es también indispensable. Y, dado que Zaragoza fue la ciudad acogedora de la expo dedicada a este elemento, este es un buen lugar desde donde poder transmitir ese mensaje», asegura Raquel Magaña, gestora de la delegación en Aragón de la oenegé.

En Matam, la zona de intervención donde esta organización trabaja en Senegal, «la principal necesidad es el acceso al agua», aclara Magaña. «Es, además, una de las zonas del país con mayores tasas de desnutrición aguda». Por eso, Acción contra el Hambre interviene allí desde hace cinco años con proyectos de agua, saneamiento e higiene, como los que está financiando el Ayuntamiento de Zaragozay en otros proyectos de nutrición.

La región de Matam está al norte de Senegal, haciendo frontera con Mauritania, en la franja del Sahel, donde las condiciones de vida son muy duras.

En el viaje realizado por Acción contra el Hambre y el Festival Asalto, la delegación tuvo la la oportunidad de conocer dos comunidades distintas en las que se ha intervenido. En una de ellas se instalaron unos filtros de bioarena para potabilizar el agua que se extrae del único pozo del que disponen, a 82 metros de profundidad, que necesita tracción animal para sacar el agua.

En la otra comunidad, el pozo está menos profundo porque se encuentra más cerca del río, y con mejor acceso. «Estas comunidades son la constatación de cómo el acceso al agua puede condicionar el desarrollo. Solo hay 30 kilómetros de separación entre ambos pueblos y en el segundo han podido desarrollar ciertas capacidades y disponen de un huerto comunitario, las casas están estructuradas de otra manera, tienen letrinas…», describe Raquel. «El agua marca la diferencia entre la exclusión y la inclusión».